jueves, 28 de abril de 2011

Ana María Matute




Hoy he disfrutado como nunca de mi trayecto al trabajo. Oigo hablar en la radio de la ganadora del último Cervantes y su gin-tonic antes del discurso y me acuerdo de Eva Díaz Pérez: ya ella nos había comentado la afición de la Matute a esa pócima que tantas adeptas tiene en Hoylibro!


Y voy despertando a medida que se me va dibujando una sonrisa en la cara, seguro que muy parecida a la de aquellos que tuvieron ayer la suerte de arropar a esta mujer que no se cansó de elogiar la invención a lo largo de su discurso.


“El que no inventa no vive”…la reina le pide una copia de su discurso…la felicidad…el sentimiento de alegría de toda la comunidad de escritores…”preferiría escribir tres novelas seguidas y 25 cuentos sin respiro a tener que pronunciar un discurso”…”la música de papá no te la creas, se la inventa”…una vida contada en cosa de 20 minutos…lo mejor que he escuchado en todas las veces que he asistido al Cervantes…


¡En fin!, aunque me imagino que la mayoría ya habréis escuchado o leído el discurso de Ana María Matute, os pongo un enlace para que lo tengáis a mano.




Un colofón para una 'vida de papel'

martes, 26 de abril de 2011

¡qué arte de baile!

domingo, 17 de abril de 2011

Nemirovsky



Cuando pienso en todas las cosas buenas que me ha aportado Hoylibro! durante estos casi cuatro años, una de las primeras que se me viene a la cabeza es el descubrimiento de Suite Francesa. Y no puedo evitar interesarme cada vez que leo algo sobre Irene Nemirovsky, así que, con todo mi amor, os pongo un enlace a un artículo del Babelia donde habla de la nueva edición de Los perros y los lobos, su último libro publicado en vida.






http://www.elpais.com/articulo/portada/NEMIROVSKY/INAGOTABLE/elpepuculbab/20110416elpbabpor_1/Tes



DOMINGO DE RAMOS

Vísperas
Desde el amanecer, se cambia la ropa sucia de los altares y de los santos, que huele a rancia bendición, mientras los plumeros inciensan una nube de polvo tan espesa, que las arañas apenas hallan tiempo de levantar sus redes de equilibrista, para ir a ajustarlas en los barrotes de la cama del sacristán.
Con todas las características del criminal nato lombrosiano, los apóstoles se evaden de sus nichos, ante las vírgenes atónitas, que rompen a llorar... porque no viene el peluquero a ondularles las crenchas.
Enjutos, enflaquecidos de insomnio y de impaciencia, los nazarenos pruébanse el capirote cada cinco minutos, o llegan, acompañados de un amigo, a presentarle la virgen, como si fuera su querida.
Ya no queda por alquilar ni una cornisa desde la que se vea pasar la procesión.
Minuto tras minuto va cayendo sobre la ciudad una manga de ingleses con una psicología y una elegancia de langosta.
A vista de ojo, los hoteleros engordan ante la perspectiva de doblar la tarifa.
Llega un cuerpo del ejército de Marruecos, expresamente para sacar los candelabros y la custodia del tesoro.
Frente a todos los espejos de la ciudad, las mujeres ensayan su mirada “Smith Wesson”; pues, como las vírgenes, sólo salen de casa esta semana, y si no cazan nada, seguirán siéndolo...
Domingo de Ramos (mañana)

¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!
¡Campanas con café con leche!
¡Campanas que nos imponen una cadencia al
abrocharnos los botines!
¡Campanas que acompasan el paso de la gente que pasa en las aceras!
¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!
En la catedral, el rito se complica tanto, que los sacerdotes necesitan apuntador.
Trece siglos de ensayos permiten armonizar las florecencias de las rejas con el contrapaso de los monaguillos y la caligrafía del misal.
Una luz de “Museo Grevin” dramatiza la mirada vidriosa de los cristos, ahonda la voz de los prelados que cantan, se interrogan y se contestan, como esos sapos con vientre de prelado, una boca predestinada a engullir hostias y las manos enfermas de reumatismo, por pasarse las noches —de cuclillas en el pantano— cantando a las estrellas.
Si al repartir las palmas no interviniera una fuerza sobrenatural, los feligreses aplaudirían los rasos con que la procesión sale a la calle, donde el obispo —con sus ochenta kilos de bordados— bate el “record” de dar media vuelta a la manzana y entra nuevamente en escena, para que continúe la función...
(tarde)


Esta descripción del domingo de Ramos es de Oliverio Girondo, un poeta argentino que pasó estas fechas en nuestra ciudad nada menos que en 1923. ¿Creéis que ha cambiado mucho la Semana Santa?
Nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le procuró una esmerada educación en importantes centros educativos europeos. Estudió Derecho, y muy pronto, a raíz de sus contactos con los poetas exponentes de la vanguardia europea,publicó en 1922 su primer libro de poemas, «Veinte poemas para ser leídos en el tranvía», seguidos luego por «Calcomanías» en 1925,  «Espantapájaros» en 1932, «Persuasión de los días» en 1942, «Campo nuestro» en 1946 y «En la masmédula» en 1954, obra que  constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía.
Al iniciarse la década de los años cincuenta, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa. En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas.  En 1965 viajó por última vez a Europa y a su regreso a Buenos Aires,  falleció en 1967

sábado, 16 de abril de 2011

Acta del 12 de abril ¡Ay, Carmela!

¡Qué agotamiento! Toda la noche dando saltos de un tema a otro... ¡y eso que todos íbamos a hablar de nuestro libro!


Claro, es lo que pasa cuando se trae a un invitado al que tenemos muchas ganas de escuchar. Fue inevitable estar continuamente haciendo incisos, preguntando, dando tumbos… ¡ay, Carmela!


No nos quisimos perder ni un solo punto de vista de nuestro invitado, Fernando Sansegundo, sobre los mil y un temas que salieron a lo largo de la noche. Y así, nos enteramos de que, antes de ser profesor, director, dramaturgo y actor, Fernando se pasó tres años haciendo botas de los Madelman, esos muñecos tan varoniles que tenían que competir con Ken; que ha vivido temporadas en las que ha dormido menos de tres horas y trabajado más de dieciocho; que su carnicero, muy paternal él, le miró con cara de lástima el día en que se enteró de que era actor: “Ya, ya, actor… ¿pero tú de qué vives?”... para a continuación pedirle una entradilla. Me imagino que ahora presumirá de cliente.


Últimamente ha trabajado en la adaptación a obra de teatro de “La Avería”, cuento de Friedrich Dürrenmatt, que se está representando por toda España bajo la dirección de Blanca Portillo.

Y acaba de rodar en “La voz dormida” bajo la dirección de Benito Zambrano, película que se estrenará posiblemente en otoño. Prometemos seguirle fielmente a partir de ahora.

Y entrando en materia, que no lo tuvimos fácil, lo primero que confesamos fue que a la mayoría de nosotras nos cuesta más leer teatro que novelas. A Pilar le gusta verlo, no leerlo, y otras no sabemos cómo enfocar los comentarios. A pesar de ello, en nuestras filas se nota la influencia de Zurro, Begoña Valle y Sansegundo, y suave pero entusiastamente iban apareciendo vocecillas de adeptas a la causa: Rocío siente que se está volviendo una especialista en descubrir todo eso que no se dice; y María reconoce que cada día le atrae más.

Fernando nos aclaró que las obras de teatro siempre se plantean como si fueran a representarse, aunque hay un porcentaje muy pequeño de ellas que logran su objetivo. El dramaturgo intenta transmitir el mundo que ve, y tiene que conseguir que se le entienda. Nos comentó que Jardiel Poncela decía que una obra de teatro hay que escribirla tres veces: una pensando en el actor, otra pensando en el público y una tercera pensando en la crítica.

El teatro es un trabajo de equipo, en el que intervienen el autor, el director y los autores. ¡A mayor sincronización, mejores resultados!. Nos habló de los actores generosos, los que filtran, dan, comparten; y también de los no tan generosos, que siempre se cuentan a sí mismos (y Fernando venga a hablar y Elena y yo en un sinvivir, abriendo y cerrando ventanas, incapaces de elegir entre el calor o el ruido).

Centrándonos en la obra, la primera pregunta que le planteamos a Fernando fue por qué había elegido ¡Ay, Carmela! En primer lugar, nos dijo que por ser una obra española y fácil de encontrar. Nos quería evitar el tener que tratar con traducciones que, como hemos comprobado varias veces, dan más motivos de debate que el libro en sí. En segundo lugar, porque le encanta y sabe que es una obra que no sólo le llega a él, sino a mucha gente. En tercer lugar, porque ha tenido ocasión de hablar en numerosas ocasiones con Sanchis (que no Sanchís) sobre su niña bonita (aunque creo recordar que dijo que el autor tenía con ella una relación de amor-odio). Tanto le gusta la obra a Fernando que él en sus cursos a veces trabaja escenas del libro y les invita a sus alumnos a hacer de Carmela en el momento en que ésta se ausculta una vez muerta para comprobar qué es lo que siente y qué no en su nuevo estado.

No tuvo pudor en confesar que le fascina el personaje de Carmela. Piensa que si flojea el actor que representa a Paulino se puede salvar la obra, pero que si es la actriz la que falla se va todo al garete. Habló con pasión del amor de Carmela por la vida y de cómo se la juega precisamente por eso: “Carmela está muy viva, tiene mucha vida”, y para ella “vivir no es sobrevivir”. Carmela defiende sus principios y no es la ideología lo que le empuja a actuar como lo hizo, sino sensibilidad. Destaca que el sentimiento más fuerte que conserva estando muerta es la pena.

Fernando fue más allá del personaje y habló de la valoración de lo masculino y lo femenino: la mujer siempre es la que avanza (fuertes aplausos en el patio de butacas, alboroto en el gallinero).

Y el final le apasiona: esa separación brutal, separación que no se había producido cuando ella cayó fusilada, sino cuando se va alejando, cuando ya todo le da igual.

También nos habló de Paulino y defendió a su personaje, a pesar de ser despreciable como persona, y le encantaría interpretarlo.

Para Cristina esta obra es una continuidad del libro anterior, puesto que nos habla también de guerra, de desmemoria, de sufrimiento. Destaca los saltos que se dan en la obra de la vida a la muerte sin traumas. Aprecia una evolución positiva en Paulino a lo largo de la obra.

Para muchas es la historia de la vida misma, unos eligen vivirla con dignidad y otros se acomodan a las circunstancias.

Rocío ve a unos personajes maltratados por la guerra, en la que al final pierden los dos. Destaca la gran cantidad de personajes que están ahí, en la obra, sin aparecer en escena.

Pilar hace hincapié en que hablamos de situaciones límites y, sobre todo, de sobrevivir.

Elena califica la obra de redonda. Es teatro dentro del teatro.

Fue inevitable sacar el tema de la película y de las distintas versiones y personajes que han interpretado a Carmela y a Paulino. Fernando nos comentó que es curioso porque habitualmente se respetan mucho las versiones teatrales en el cine y que, sin embargo, en esta ocasión no tienen nada que ver la película y la obra, se ha modificado completamente el guion.

Rocío preguntó sobre los actores idóneos para representar actualmente ¡Ay Carmela! y nos quedamos con Candela Peña y Carmelo Gómez.
Nos despedimos con la sensación de que aun había muchos temas por tocar. Y con el convencimiento de que no va a ser la última vez que charlemos con Fernando Sansegundo.

Y las noctívagas (nunca le agradeceré a Eva Díaz Pérez lo suficiente el regalo que nos hizo con esta palabra) quisimos aprovecharnos un poco más de este invitado de lujo tan cercano y tan generoso… y continuamos con él hasta que nos borró la noche.



Asistentes: Fernando Sansegundo, Rocío, María Sur, Cristina, Mª del Mar, Elena, Pilar, Marió...y la escribidora.

PD. Echamos mucho de menos a las ausentes.

jueves, 14 de abril de 2011

¿QUÉ LIBRO LEEMOS?

¡tanto hablar, tanto hablar anoche, que nos quedamos sin elegir libro! 

Para las ausentes anoche, os cuento que hubo muy pocas propuestas, así que quedamos en decidirlo en el blog. Pero como conozco vuestra dispersión, doy un golpe de estado y me nombro a mi misma dictadora con mando en plaza, si queréis podéis llamarme tenienta Amelia Cristianna di Ripamonte. Pongo las normas, para que no nos dé la feria con indecisiones.

Como todas sabéis hoy es 13 de abril
la próxima cena es el 18 de mayo 

-Días 14 y 15: plazo de propuestas
-Días 16 y 17: votaciones
-Día 18: a comprarse todas el libro que salga, para que nos de tiempo a leer entre nazareno y nazareno.

Para facilitaros la tarea, pongo las propuestas que salieron anoche y las que pusimos en el mes de febrero, que había varios apetecibles.

Nuestro invitado de lujo nos propuso:
FALSA IDENTIDAD, DE SARAH WATERS
Sue Trinder, una joven huérfana de diecisiete años que vive en el Londres más salvaje, protegida por la señora Sucksby, la gran «madre» de una dickensiana comunidad de delincuentes, es enviada a una mansión en el campo como doncella de la joven Maud Lilly. Pero Sue va con una misión: ayudar a Richard Rivers, Caballero, un aristócrata desclasado, quien planea casarse con Maud, recluirla luego en un manicomio y gozar de la fortuna que ella ha heredado. Hay un obstáculo, el excéntrico tío de Maud, un bibliófilo empedernido quien la ha educado para que sea la lectora de su secreta biblioteca de pornografía...




Pililebe la de los grillos nos propuso dos, para seguir ahondando en la memoria.
LA NUEVE: LOS ESPAÑOLES QUE LIBERARON PARIS
de MESQUIDA, EVELYN
S.A. EDICIONES B

Una historia apasionante y olvidada sobre la contribución española en la Segunda Guerra Mundial.La mayoría de los hombres que componían la Nueve tenían menos de 20 años cuando en 1936 cogieron las armas por primera vez para defender la República española.

Ninguno sabía entonces que los supervivientes ya no las abandonarían hasta ocho años después, y que en la noche del 24 de agosto de 1944 serían los primeros en liberar París con la compañía de la Segunda División Blindada del general Leclerc. Los carros de combate llevaban, en el morro y en los flancos, nombres sorprendentes: Brunete, Teruel, Ebro, Guernica. Los soldados se apellidaban Granell, Campos, Bernal, Fábregas, Royo, Pujol, Domínguez. Este libro cuenta su aventura.

EL ESPAÑOL DE LA FOTO DE PARIS
de Basilio TRILLES
ed. INEDITA
El español de la foto de París es una novela basada en hechos reales que narra la epopeya bélica y personal del oficial que el 24 de agosto de 1944 liberó la capital de Francia, ocupada por el Ejército nazi. El teniente Amado Granell, al frente de ex combatientes de la República española fue el primero en llegar a la Ciudad de La Luz y ocupar el ayuntamiento, bastión de la resistencia. La propaganda aliada laminó la figura del héroe español y sus compatriotas: nadie podía admitir que los españoles habían liberado París.
Desde el asedio al Alcázar de Toledo hasta la liberación de Estrasburgo, el autor cuenta las hazañas de Amado Granell, fundamentadas en una rigurosa investigación que nos traslada, con minucioso detalle, a los diferentes campos de batalla en los que combate y los momentos históricos que le toca vivir. A lo largo de los capítulos surgen personajes como Hemingway, Dos Pasos, Alberti, Capa, Gerda Taro, Gustavo Durán, Vela Zanetti, que comparten momentos decisivos con el protagonista. Sargento de la Legión Española, mayor del Ejército Popular de la República y teniente de la División Leclerc, Granell participa activamente en importantes escenarios de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, sin dejar de alimentar ni un solo día los ideales políticos por los que lucha: democracia y libertad. En la trama aparecen detalles como las conversaciones y correspondencia del embajador de España en París y Vichy durante las semanas anteriores y posteriores a la liberación, así como la actividad de los servicios de inteligencia franquistas y Falange Exterior, en colaboración con las SS y la Gestapo.


y yo, que hoy tengo la cabeza perdida por culpa de la vida farandulera, propuse:
La cabeza perdida de Damasceno Monteiro de Antonio Tabucchi:
A Firmino, Oporto sólo le evoca los callos y la odiosa sopa de col verde de la tía Pitú en las navidades de su infancia. Ahora, cerca de su treintena, pero no tanto como desearía, el protagonista regresa a esta ciudad a intentar esclarecer el misterio de un cuerpo decapitado para traducirlo en crónica sensacionalista que luego será publicada en el periódico O Acontecimento.
Además de una fauna variopinta, Oporto alberga una dinastía de gitanos desplazados y en decadencia; a Dona Rosa, la dueña de la pensión y principal contacto para el novel periodista, y, a Fernando Diogo Maria de Jesús de Mello Sequeiro, mejor conocido como el abogado Loton, obeso y genial litigante cuya debilidad son los casos donde se ven enjuiciados los menos favorecidos. Aquel hombre enorme, de párpados cansados, labios generosos y formación alemana, guía al reportero en su pesquisa, mostrándole que la injusticia es una actividad tan común que ya no alcanza a conmocionar los sentidos de las autoproclamadas buenas personas.
Firmino pronto descubre que esta ciudad vinífera tiene los mismos vicios de su cosmopolita Lisboa; aquí una autoridad corrupta maneja el tráfico de drogas con total libertad y aunque es, precisamente, el cuerpo decapitado quien se encarga de evidenciar este escándalo, las aguas se agitan, se calman y todo queda como al principio, antes de que la cabeza de Damasceno Monteiro se sumergiera en ellas.


ESTOS SON LOS DE FEBRERO:


Cristina propuso uno de los libros que nos han recomendado la editorial Navona,
Una casa en la colina, de Erskine Caldwell (Ed. Navona)
Dunbar es un personaje verdaderamente detestable: disoluto, egoísta, violento. Maltrata a su esposa, se acuesta con una criada negra, bebe hasta emborracharse, juega obsesivamente, tiene gran parte de su hacienda hipotecada por las deudas y mantiene a sus aparceros, tanto blancos como negros, a un nivel de servilismo rayano en la esclavitud. Su final, dadas las circunstancias, sólo puede acabar en tragedia.

Isabel, de Navona, nos decía en su correo que podíamos combinarlo con otro de Toni Morrison (por ejemplo, "UNA BENDICIÓN", ed. Lumen)
En la Norteamérica sureña y colonial de finales del siglo XVII, una mujer negra entrega como prenda a Florens, su hija de ocho años, para salvarla de su cruel y violento amo. Pero este sutil acto de misericordia será difícil de entender para la pequeña, quien crece en una plantación de azúcar al cuidado de otras esclavas y se hace mujer intentando exorcizar, sin éxito, el abandono al que la condenó su propia madre.

y recomendado por Eli, que lo acaba de leer: El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales
Después de triunfar en los cabarets de media Europa, el bailarín flamenco Juan Martínez, y su compañera, Sole, fueron sorprendidos en Rusia por los acontecimientos revolucionarios de febrero de 1917.  Sin poder salir del país, en San Petersburgo, Moscú y Kiev sufrieron los rigores provocados por la Revolución de Octubre y la sangrienta guerra civil que le siguió.
El gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales conoció a Martínez en París y asombrado por las peripecias que éste le contó, decidió recogerlas en un libro. El maestro Juan Martínez que estaba allí conserva la intensidad, riqueza y humanidad que debía tener el relato que tanto fascinó a Chaves. Se trata, en realidad, de una novela que relata los avatares a los que se ven sometidos sus protagonistas y cómo se las ingeniaron para sobrevivir. Por sus páginas desfilan artistas de la farándula, pródigos duques rusos, espías alemanes, chequistas asesinos y especuladores de distinta calaña.
Compañero de generación de Camba, Ruano o Pla, Chaves perteneció a una brillante estirpe de periodistas que, en los años 30, viajaron profusamente por el extranjero, ofreciendo algunas de las mejores páginas del periodismo español de todos los tiempos.


Debo decir que las demás recomendaciones las anoté sin poner "las fuentes", así que van por orden de aparición en mi cuaderno...
El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Stefan Zweig (Ed. El acantilado)
El mundo de ayer es uno de los más conmovedores y atractivos testimonios de nuestro pasado reciente, escrito además con mano maestra por un europeo empapado de civilización y nostalgia por un mundo, el suyo, que se iba desintegrando a pasos agigantados. Escritor extraordinariamente popular y testigo de excepción de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales, Zweig recuerda, desposeído y en tierra extraña, en unas circunstancias personales de insospechado dramatismo, los momentos fundamentales de su vida, paralela en mucho a la desmembración de aquella Europa central que se quería más libre y segura, al abrigo de la locura y la tormenta. El resultado es un libro capital, uno de los mejores de Zweig y referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador.

LA TERNURA DE LOS LOBOS, de PENNEY, STEF. Ed. SALAMANDRA
Antes de que los rigores del invierno se ciernan sobre Dove River, un poblado fundado por pioneros escoceses en el noreste de Canadá, una mujer halla el cadáver de un trampero local al mismo tiempo que su hijo, de diecisiete años, desaparece en una excursión de pesca. Los hechos atraen hasta aquel remoto lugar a un variado grupo de personas dispuestas a esclarecer el crimen, o a beneficiarse de él, desde un joven delegado de la poderosa Hudson Bay Company —que ejerce el monopolio del lucrativo comercio de pieles—, hasta un curtido y arruinado periodista. Cuando la señora Ross decide emprender ella misma la búsqueda de su hijo, adentrándose en el bosque acompañada de un taciturno pero experto rastreador, se ponen en marcha también una serie de personajes cuyas insólitas historias confluyen hacia un destino común en el majestuoso e imponente marco de la tundra nevada. Inmersos en un paisaje inhóspito de una belleza áspera e impenetrable y conscientes de su vulnerabilidad, los hombres y mujeres que conforman esta hermosa e inquietante novela deberán saldar cuentas con el pasado antes de afrontar los desafíos del presente.
Con un ritmo vertiginoso propio de una novela de suspense y una atmósfera hipnótica que atrapa al lector desde las primeras líneas, La ternura de los lobos conquistó el favor de la crítica y de los lectores británicos, obteniendo el codiciado Costa Book of the Year Award y convirtiéndose en un rotundo éxito de ventas.


84, Charing Cross Road, de Hanff, Helene
En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.


Este sí que me acuerdo que lo recomendó la mudita, haciendo gestos como si fuera un mimo:

MATAR UN RUISEÑOR, de LEE, HARPER
Jean Louise Finch evoca una época en la que su padre Atticus, abogado en una población sureña, decidió defender a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Harper Lee ganó el Pulitzer en 1961 por esta novela, que Robert Mulligan llevó a la gran pantalla en una inolvidable película que obtuvo dos Oscar: al mejor guión (Horton Footer) y al mejor intérprete masculino (Gregory Peck).

Elena recomendó un clásico: VANINA VANINI, de STENDHAL del que, aunque parezca increíble, no he encontrado la sinopsis

Y... propuso una lectura poética, CON EL AUTOR, de la obra MUNDO Y APARTE, de Díaz Trillo

María del Mar, nos recomendó LA PESTE, de Camus, que narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, lo cual pone de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro: sus miedos, traiciones, individualismo, pero también la solidaridad, la compasión, el espíritu de colaboración con el prójimo en tareas comunes... Novela apasionante, de gran densidad de pensamiento y de profunda comprensión del ser humano, se ha convertido en uno de los clásicos más indiscutibles de la literatura francesa de todos los tiempos y en uno de los más leídos.
Y Pililebe nos enseñó con mucho misterio que traía un libro, pero decidió a última hora proponerlo el mes que viene, y yo, que soy muy discreta, aunque lo apunté, me lo reservo también.

miércoles, 13 de abril de 2011

SOBRE ¡AY CARMELA!


La Batalla del Ebro fue la mayor de cuantas se libraron en la Guerra Civil Española, pero también la más sangrienta y larga de toda la guerra, hubo 100.000 muertos de uno y otro lado. Tuvo lugar en el cauce bajo del valle del Ebro, entre la zona occidental de la provincia de Tarragona y en la zona oriental de la provincia de Zaragoza y se desarrolló durante los meses de julio a noviembre de 1938. 

Belchite es un municipio de la provincia de Zaragoza, (España), situado a 49 km de la capital. Es conocido por haber sido escenario de una de las batallas simbólicas de la Guerra civil española, la Batalla de Belchite. Como consecuencia de los enfrentamientos, el pueblo fue completamente destruido. 

¡AY CARMELA!: Había sido el himno que los guerrilleros españoles entonaban en 1808 contra los soldados de Napoleón acantonados en España, los soldados republicanos lo rescatan del olvido, lo erigen como un canto a la liberación del pueblo español de la tiranía fascista, que amenaza con apoderarse de todo el país, y Carmela parece ser la destinataria y responsable de denunciar las atrocidades del bando rival. 


España está dividida en dos. La zona republicana se extiende por el litoral mediterráneo casi ininterrumpidamente, pero los hechos posteriores demostrarán que la frontera no es infranqueable. El 23 de junio de ese mismo año, las tropas franquistas entran en Castellón de la Plana (País Valenciano), cortan el territorio republicano en dos, dirigiéndose a Valencia, para hacerse con el control, estratégicamente, de todo el Levante.

El día 25 de julio, 80.000 soldados republicanos cruzan el Ebro, bajo las órdenes de Juan Modesto y de Enrique Líster, entre otros. El 15 de noviembre, los republicanos entonaron ¡Ay, Carmela! en honor a los soldados caídos en el Frente, pero a pesar del entusiasmo, nada pudieron hacer contra la aviación fascista, que utilizó 1.300 aviones contra el bando rival. El 23 de diciembre, Franco emprendió la ofensiva final contra Cataluña, tras haber ocupado previamente las plazas principales, y haber derogado el Estatut.

LOS VOLUNTARIOS: Hubo voluntarios de uno y otro bando. El cuerpo de voluntarios profranquista estaba formado por "Il Corpo Truppe Volontarie" (C.T.V.), procedentes de las milicias fascistas italianas, y por la Legión Cóndor, una fuerza alemana de intervención. Del lado republicano, el grueso de voluntarios lo representaban las Brigadas Internacionales, formaciones militares compuestas por efectivos de varias nacionalidades que lucharon junto al ejército republicano en España durante la Guerra Civil española. Llegaron a participar en total 59.380 brigadistas extranjeros, de más de 50 países del mundo, de los cuales murieron más de 15.000.



ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CÁLIZ, CESAR VALLEJO

FOTOS DE LA CENA DE ABRIL 2011

sábado, 9 de abril de 2011

LECTORAS ABRIL. RAMÓN GAYA

Entre el "Club de la Memoria" de Eva Díaz Pérez y el "club para hacer memoria" de las Montses de ¡Ay Carmela!, no nos dejan ser memoricidas, así que me he planteado a qué lectora con arte podíamos sacar de la niebla en este mes abrileño.

Busqué a golpe de ratón imágenes que reflejaran las palabras que han brotado en nuestras lecturas: museo circulante, exilio, república, ay carmela, misiones pedagógicas, guerra civil... Esperaba encontrar un cartel con una mujer republicana leyendo, pero tras mucho "ratonear" sin éxito, me topé con este cuadro. Igual que los exiliados recordaban sus tiempos felices de las misiones, a mi mente vino nuestra misión velazqueña, y suspiré nostálgica al recordar a unas meninas un tanto acartonadas pero muy locas, que han escrito ya con letras doradas una página de mi diario. Si yo fuera exiliada, uno de mis altarcitos no sería muy diferente a este cuadro.

Así que con un ¡clic! me metí en sus tripas, como una lotófaga compulsiva, para mirar en el fondo de las cosas y "abrir ventanas en desvanes olvidados". "Para mantener los ojos vivos no hay que dejar morir la sorpresa", nos dijo Eva. Lo más insignificante puede guardar una historia apasionante. Unas veces tienes suerte y otras te vas con las manos vacías. Pero yo he tenido suerte, y las tripas de este cuadro guardaban una jugosa historia de antes de la niebla.

No, no es exactamente una mujer lectora. Pero quien hace la ley, hace la trampa. Hay un libro, eso sí, y una mujer con nombre y apellidos: María Agustina Sarmiento de Sotomayor (alias María Margaretta Monge de Guardo), y está de perfil porque estaba reclinada ante la Infanta Margarita, ofreciéndole una jarrita con agua. 


"Homenaje a Velázquez" se llama. 




¿Y quién le dedicó este homenaje a Velázquez?


Pues aquí va la historia que encierra este cuadro, a ver qué sacáis de la niebla vosotras.

Su autor, Ramón Gaya, ha salido de refilón en nuestras lecturas y en el blog, pero apenas sabemos nada más de él. Nació en Huerto del Conde, Murcia, en 1910. En 1932 colaboró con las Misiones Pedagógicas, pintando varias reproducciones de cuadros del Museo del Prado, llevando el Museo Circulante por los pueblos de España y dibujando ante los campesinos, como en esta foto.




Suyas eran las reproducciones de La nevada de Goya, El niño Dios Pastor de Murillo, La infanta doña Margarita de Austria de Velázquez, el Retrato del Príncipe Don Carlos de Alonso Sánchez Coello, Sueño del patricio romano de Murillo, Sueño de Jacob de José de Ribera y los fusilamientos de Goya, cuadro que le obsesionaba.   

En junio de 1936 se casa en Madrid con Fe Sanz. Al comienzo de la guerra, Ramón se une a la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En 1937 nace en Valencia su única hija, Alicia.

Cuando la guerra está perdida huye a Francia con el ejército, dejando atrás a su mujer y a su hija, y pasa un tiempo en el campo de refugiados de Saint-Cyprien (¿os suena?). En esta foto se ve a los prisioneros a la hora de comer. 






Cuando salió estaba, lógicamente, en un lamentable estado, y su amigo el pintor inglés Cristóbal Hall se lo lleva a un château que había alquilado en Cardesse, en el sur de Francia para que se recupere. Allí se entera de la muerte de su mujer en el bombardeo de la estación de Figueras. Cientos de civiles esperaban ser evacuados a Franciaa punto de alcanzar la frontera, huyendo de las tropas del ejército de Franco, cuando fueron bombardeados por la aviación alemana. Entre ellos estaban Flor y Alicia. La niña se salvó porque su madre la protegió con su cuerpo.

“Todo cuanto he sido está en mi pena” -escribió entonces-. No hay manera de ponerse en su piel, al sentir que lo había perdido todo en tan poco tiempo: la guerra, a su mujer y en cierto modo a su hija, que quedó al cuidado de los Hall, que tenían una niña de su edad. Estaba tan hundido, que los mismos amigos que se ocuparon de él a la salida de Saint-Cyprien lo suben tres meses después, el 26 de mayo de 1939, en el primer barco que llevaba exiliados españoles a México, el Sinaia. 



...el sueño se desvela por los muros
de tu silencio blanco sin hormigas
pero tu boca empuja las auroras
con pasos de agonía...

"No hay pintura sin vida", decía, y supongo que la pintura también le ayudaría a recomponer los jirones de su maltrecha vida. En México vive sólo, y pinta una serie de homenajes a los cuadros y a los artistas que admiraba. Todos tenían la misma estructura: alrededor de un libro o una postal donde aparece la obra de arte, hay colocados pequeños objetos cotidianos (un jarrón con flores, una copa, un vaso de agua, un abanico, un cuenco de loza...). Su amiga Concha Albornoz los llamaba “altarcitos”. Altarcitos... otro que hace altarcitos... Vaya, vaya, Ramón Gaya hacía lo mismo que su amigo Agustín Vayas... 

Trece años después vuelve a Europa, y se reencuentra con su hija en Lisboa. Va y viene de México a los “lugares de pintura”: Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Viena, Londres... pero hasta 1960 no vuelve a España. A lo largo de la década de los 70 hará varios viajes por España: Barcelona, Madrid, Murcia, Andalucía... y Valencia, donde en 1966 conoce a Isabel Verdejo, con la que se casará más tarde, instalándose allí. Y allí murió el 15 de Octubre de 2005.

¿Es jugosa o no?... 
Pues ahora, con estos ingredientes, a ver cuántas páginas podéis añadir a este libro abierto de nuestro CLUB DE MEMORIAS LECTORAS (CON ARTE). Y recordad, que no puede haber club sin socias, así que queridas socias: ¡a aportar vuestra cuota de ingenio, imaginación y ganas para disipar la niebla!