martes, 22 de febrero de 2011

NOTAS, QUE PODRÍAN SER UN ACTA. LOS OJOS DEL HERMANO ETERNO

Ya hace casi una semana que, como todos los meses, quedamos a cenar para comentar la lectura de un libro. Casi no entiendo mi letra y mi memoria no me acompaña por lo que lo que ahora relato podría ser un acta, pero no tiene esa pretensión. Sí me acuerdo de las que fuimos Rocío, Cristina, María Sur, Marga, Marió, Angela, Mª del Mar, Isabel, Pililebe y su amiga Carmen y ésta que suscribe.





En esta ocasión la lectura elegida no fue fruto de un discutido debate tras competir con otras recomendaciones, más bien la elegimos por descarte, y fiándonos siempre del criterio de quién la propone. A pesar de ello el libro de Zweig Los ojos del hermano eterno no nos dejó indiferentes. A unas les gustó mucho y a otras, y no por los mismos motivos, nos gustó menos.

Rompió el hielo Rocío estableciendo un paralelismo con la literatura clásica, Cristina recapacitó sobre lo que nos había hecho pensar el libro y discutimos sobre la libertad de acción y la no acción, la culpa. Marisur vió en los ojos del hermano eterno la conciencia. Y la mujer ¿qué papel le da el autor?....

Como en otras ocasiones reparamos en el lenguaje y la importancia de las traducciones para entender al autor y el sentido de lo que quiere transmitir, Cristina lo ilustró leyendo algunos párrafos de su edición, más antigua, y cuya belleza no dejaba dudas tampoco en su intencionalidad.

Pero no se si vosotras teneis la misma opinión que yo, a mí lo que más me gustó fue escuchar a Mamen, la invitada de Pililebe. Ella nos hizo reparar, o al menos a mí, en detalles importantes, nos hizo una reflexión sobre la época en la que estaba escrito, en un periodo de entreguerras, y nos hizo ver que el cuento era un alegato pacifista, que la elección del género, el cuento clásico, era una excusa para expresarse con libertad eludiendo censuras. Nos hizo reparar en el compromiso del escritor, de la lectura comprometida y la lectura evasiva. Reflexionamos sobre el ser humano y su destino trágico, su debilidad, de la búsqueda del perdón. De las metáforas utilizadas "tirar la espada", el agua... Del lenguaje, del cuento... Gracias Mamen, y esperamos , al menos yo, verte pronto en otra cena.

Y gracias a tí también Mª del Mar y Marsita, por recibirnos en tu casa con tanta generosidad.

Un beso a todas

La próxima cena es el 15 de marzo, organiza Rocío e invita Angela.
No anoto las lecturas recomendadas, esta vez hubo más opciones, porque ya lo ha hecho Cristina en otra entrada. Sí os recuerdo que no decidimos nada sobre la propuesta de traer a J.J. Díaz Trillo, como me toca organizar en mayo si os parece me voy poniendo pilas



jueves, 17 de febrero de 2011

¿qué leeremos en Marzo?



Los ojos amarillos de los cocodrilos  
de Katherine Pancol 
(ed. La Esfera de los Libros)
Esta novela sucede en París, pero nos encontramos con cocodrilos.
Esta novela habla de hombres. Y de mujeres. Las mujeres que somos, las que querríamos ser, las que nunca seremos y aquellas que quizás seamos algún día.
Esta novela es la historia de una mentira. Pero también es una historia de amor, de amistad, de traición, de dinero, de sueños.
Esta novela está llena de risas y de lágrimas.
Esta novela es como la vida misma.

Josephine tiene cuarenta años, está casada y tiene dos hijas, Hortense y Zoe. Es consciente de que su matrimonio ha fracasado, pero sus inseguridades le impiden tomar una decisión. A Antoine, su marido, le despidieron hace un año de la armería de caza donde trabajaba y desde entonces se dedica a languidecer en el apartamento y a engañar a su mujer.
La discusión que provocará la separación del matrimonio de Josephine y Antoine es el punto de partida de una serie de acontecimientos, más o menos relacionados, en los que se verán envueltos otros personajes, como Iris, la guapísima hermana mayor de Josephine; la glamurosa y gélida madre de ambas, Henriette, casada en segundas nupcias con el millonario Marcel Gorsz; la misteriosa Shirley, la vecina...

Tras la separación, Antoine se verá obligado a aceptar una oferta de trabajo que le convertirá en capataz de una granja de cocodrilos en África, pero las cosas no serán tan fáciles como parecían.

A Iris se le ocurre decir que está escribiendo una novela, y una vez lanzada la mentira se niega a echarse atrás, y convence a su hermana para que escriba realmente el libro, basándose en sus conocimientos. Ella se llevará la fama y el protagonismo y Josephine el dinero, pero los verdaderos amigos de ésta están convencidos de que ella es la verdadera autora de la novela que llena los escaparates de las bibliotecas de Paris..


LIBROS RECOMENDADOS

Anoche hubo muchísimas recomendaciones de libros, ¡SE ACABÓ LA PEREZA!, he aquí el listado de perdedores, pero no por eso poco apetecibles.


Cristina propuso uno de los libros que nos han recomendado la editorial Navona,
Una casa en la colina, de Erskine Caldwell (Ed. Navona)
Dunbar es un personaje verdaderamente detestable: disoluto, egoísta, violento. Maltrata a su esposa, se acuesta con una criada negra, bebe hasta emborracharse, juega obsesivamente, tiene gran parte de su hacienda hipotecada por las deudas y mantiene a sus aparceros, tanto blancos como negros, a un nivel de servilismo rayano en la esclavitud. Su final, dadas las circunstancias, sólo puede acabar en tragedia.

Isabel, de Navona, nos decía en su correo que podíamos combinarlo con otro de Toni Morrison (por ejemplo, "UNA BENDICIÓN", ed. Lumen)
En la Norteamérica sureña y colonial de finales del siglo XVII, una mujer negra entrega como prenda a Florens, su hija de ocho años, para salvarla de su cruel y violento amo. Pero este sutil acto de misericordia será difícil de entender para la pequeña, quien crece en una plantación de azúcar al cuidado de otras esclavas y se hace mujer intentando exorcizar, sin éxito, el abandono al que la condenó su propia madre.

y recomendado por Eli, que lo acaba de leer: El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales
Después de triunfar en los cabarets de media Europa, el bailarín flamenco Juan Martínez, y su compañera, Sole, fueron sorprendidos en Rusia por los acontecimientos revolucionarios de febrero de 1917.  Sin poder salir del país, en San Petersburgo, Moscú y Kiev sufrieron los rigores provocados por la Revolución de Octubre y la sangrienta guerra civil que le siguió.
El gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales conoció a Martínez en París y asombrado por las peripecias que éste le contó, decidió recogerlas en un libro. El maestro Juan Martínez que estaba allí conserva la intensidad, riqueza y humanidad que debía tener el relato que tanto fascinó a Chaves. Se trata, en realidad, de una novela que relata los avatares a los que se ven sometidos sus protagonistas y cómo se las ingeniaron para sobrevivir. Por sus páginas desfilan artistas de la farándula, pródigos duques rusos, espías alemanes, chequistas asesinos y especuladores de distinta calaña.
Compañero de generación de Camba, Ruano o Pla, Chaves perteneció a una brillante estirpe de periodistas que, en los años 30, viajaron profusamente por el extranjero, ofreciendo algunas de las mejores páginas del periodismo español de todos los tiempos.


Debo decir que las demás recomendaciones las anoté sin poner "las fuentes", así que van por orden de aparición en mi cuaderno...
El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Stefan Zweig (Ed. El acantilado)
El mundo de ayer es uno de los más conmovedores y atractivos testimonios de nuestro pasado reciente, escrito además con mano maestra por un europeo empapado de civilización y nostalgia por un mundo, el suyo, que se iba desintegrando a pasos agigantados. Escritor extraordinariamente popular y testigo de excepción de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales, Zweig recuerda, desposeído y en tierra extraña, en unas circunstancias personales de insospechado dramatismo, los momentos fundamentales de su vida, paralela en mucho a la desmembración de aquella Europa central que se quería más libre y segura, al abrigo de la locura y la tormenta. El resultado es un libro capital, uno de los mejores de Zweig y referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador.

LA TERNURA DE LOS LOBOS, de PENNEY, STEF. Ed. SALAMANDRA
Antes de que los rigores del invierno se ciernan sobre Dove River, un poblado fundado por pioneros escoceses en el noreste de Canadá, una mujer halla el cadáver de un trampero local al mismo tiempo que su hijo, de diecisiete años, desaparece en una excursión de pesca. Los hechos atraen hasta aquel remoto lugar a un variado grupo de personas dispuestas a esclarecer el crimen, o a beneficiarse de él, desde un joven delegado de la poderosa Hudson Bay Company —que ejerce el monopolio del lucrativo comercio de pieles—, hasta un curtido y arruinado periodista. Cuando la señora Ross decide emprender ella misma la búsqueda de su hijo, adentrándose en el bosque acompañada de un taciturno pero experto rastreador, se ponen en marcha también una serie de personajes cuyas insólitas historias confluyen hacia un destino común en el majestuoso e imponente marco de la tundra nevada. Inmersos en un paisaje inhóspito de una belleza áspera e impenetrable y conscientes de su vulnerabilidad, los hombres y mujeres que conforman esta hermosa e inquietante novela deberán saldar cuentas con el pasado antes de afrontar los desafíos del presente.
Con un ritmo vertiginoso propio de una novela de suspense y una atmósfera hipnótica que atrapa al lector desde las primeras líneas, La ternura de los lobos conquistó el favor de la crítica y de los lectores británicos, obteniendo el codiciado Costa Book of the Year Award y convirtiéndose en un rotundo éxito de ventas.


84, Charing Cross Road, de Hanff, Helene
En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.


Este sí que me acuerdo que lo recomendó la mudita, haciendo gestos como si fuera un mimo:

MATAR UN RUISEÑOR, de LEE, HARPER
Jean Louise Finch evoca una época en la que su padre Atticus, abogado en una población sureña, decidió defender a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Harper Lee ganó el Pulitzer en 1961 por esta novela, que Robert Mulligan llevó a la gran pantalla en una inolvidable película que obtuvo dos Oscar: al mejor guión (Horton Footer) y al mejor intérprete masculino (Gregory Peck).

Elena recomendó un clásico: VANINA VANINI, de STENDHAL del que, aunque parezca increíble, no he encontrado la sinopsis

Y... propuso una lectura poética, CON EL AUTOR, de la obra MUNDO Y APARTE, de Díaz Trillo

María del Mar, nos recomendó LA PESTE, de Camus, que narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, lo cual pone de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro: sus miedos, traiciones, individualismo, pero también la solidaridad, la compasión, el espíritu de colaboración con el prójimo en tareas comunes... Novela apasionante, de gran densidad de pensamiento y de profunda comprensión del ser humano, se ha convertido en uno de los clásicos más indiscutibles de la literatura francesa de todos los tiempos y en uno de los más leídos.
Y Pililebe nos enseñó con mucho misterio que traía un libro, pero decidió a última hora proponerlo el mes que viene, y yo, que soy muy discreta, aunque lo apunté, me lo reservo también.

FOTOS DE LA CENA DE FEBRERO 2011

ARTE PARA TODOS en la precena.


Y aunque efectivamente hay ARTE, mucho arte, aquí "TODOS" sólo pudieron ser CUATRO, y qué cuatros.

UNA: la organizadora de la visita guiada que no habla, pero que se rie mucho, muchísimo, tanto tanto que aún mudita con sus ojos lo dice todo. DOS: una choferesa de lujo con voz de secretaria que nos cuenta algunas curiosidades del barrio polígono y que a cambio de atender las llamadas de su amiga la muda le abre la capota al coche pa que se remoje en el "moje" del día anterior. TRES: una comentarista de verbosidad excesiva -¡esto es verborrea y lo demás es cuento!- que nos sube y baja de los murales haciendo de la traducción simultánea todo un arte. CUATRO: una fotógrafa pardilla que cámara en mano hace lo que puede mientras disfruta del reencuentro con sus amigas recuperando por un rato la sonrisa olvidada.

REGALO SORPRESA EN EL C.C.SANTA CLARA. Así me define Pilipili a su invitada mientras nos dirigimos hacia casa de Mª del Mar guiadas por el coche de Cristina, o cualquier otro parecido que se nos antojara. ¿Pero quien es ella? Ahhh, es una sorpresa, me dice, y además un regalo. Y así fué. ¡Un regalazo!, pero de Carmen y de otros regalitos que nos tenía preparados nuestra entrañable Pelosrosas se dará fé en el acta de la cena, donde además de recibirnos una mayordoma encantadora y guapísima pudimos disfrutar de unos buenos platos y una amena, interesante y estupenda charla sobre el libro y sobre libros, libros, libros...porque ¡hoy libro!





Y os dejo también estos enlaces que creo os pueden gustar mucho.
ARTE PARA TODOS 1.
ARTE PARA TODOS 2.
Y este artículo de ELPAIS



QUERIDAS CUATRERAS:
AYER EN NUESTRO PERIPLO POR LOS MURALES SALIÓ A RELUCIR LA ESPIRAL DE FIBONACCI, UNA SECUENCIA MATEMÁTICA QUE SE REPITE EN MUCHÍSIMOS ELEMENTOS DE LA NATURALEZA. OS SORPRENDERÁ ESTE VIDEO.




viernes, 11 de febrero de 2011

LA PEREZOSA LECTORA DE FEBRERO

Los ojos del hermano eterno me han puesto metafísica y meditabunda.

Antes de que el huracán del norte nos asolara, nos invadía la pereza (blogeramente hablando, claro, que sé que sois unas chicas muy ocupadas y nada perezosas). Esa palabra apareció en varios comentarios y flotaba en el ambiente... actas de enero en febrero, cenas de mayo en octubre, confirmaciones tardías que trasladan una cena peruana a un japonés, el misterioso silencio del viento de levante... y si me dejo llevar por mis ganas, también una lectora de febrero en marzo.
Pero mira por donde, nada más abrir nuestro libro "obligatorio" me encontré con este pensamiento de Bhagavalgita:
“no por evitar la acción se libra uno de hacer, así, ni por un momento, puede dejar de actuar.
¿Qué significa la acción? ¿Qué es la no acción? Estas preguntas son las que turban con frecuencia a los sabios.
Hay que poner toda la atención para obrar, hay que poner toda la atención para no obrar. Hay que estar atentos, porque en lo más profundo de la no acción también está la esencia del acto”

Y salí de mi letargo. Después de leer a Zweig dudé si era la pereza o la no acción lo que estaba entre nosotras.
Para intentar contestar a las preguntas que nos turbaban al sabio y a mí, puse toda mi atención (y mi acción) en buscar las causas que nos pueden llevar a la no acción. Como  Virata, fui en busca de la sabiduría (un poco más terrenal que él, más frívola si queréis). Debo reconocer que me dio un poco de pereza emprender el camino... ¿o era desgana?, hasta que me encontré de sopetón con otra palabra, que hizo volar mi mente allende los tiempos, cuando este blog era un no parar de ingenio comunitario y la pereza sólo aparecía para saber su significado y jugar con él: PROCRASTINAR. Una palabra que viene del latín: pro, adelante, y crastinus, que significa referente al futuro. “¡Crastinus!, ¡se parece a mi nombre!. Procristinus: ¡Adelante, Cristinus!” —me dije yo a mí misma, más que nada para darme ánimos—. Procrastrinar es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes y agradables, como “voy a voy a pasarme un ratito por el blog y luego hago la cena”...

Superando mi tedio, y procrastinando un poco, me he enterado que la palabra pereza viene del latín: acedia (¡anda, otra de las nuestras!), accidia, pigritia. Es la negligencia, o descuido, en realizar acciones, movimientos o trabajos. También se le conoce como gandulería, flojera, haraganería, holgazanería…
El cristianismo la considera como un vicio capital (¡contra la pereza, diligencia!, atronaría con su vozarrón nuestro consejero espiritual si lo tuviéramos).
Y dice la Wiki que todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato, puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro, como:
  • Perseguir una presa para comer
  • Asearse
  • Practicar cualquier tarea, para mejorar habilidades. Puede que sólo se haga por simple placer, que en realidad indica algún tipo de beneficio.
  • Hablar con los demás para establecer relaciones sociales.
  • Ayudar a los demás para establecer o mejorar las relaciones sociales.
  • Mantener relaciones sexuales
También nos dice que en el caso de los seres humanos (y otros animales), tenemos un cerebro muy grande que consume mucha energía (el 20% del total que necesita el cuerpo), tanto si se usa, como si no. No utilizarlo supone un desperdicio de energía. Para evitarlo, una sensación desagradable: el aburrimiento, evita dejar inactivo el cerebro, y otra agradable: la curiosidad, mueve al individuo a buscar algún tipo de actividad interesante, aunque no haya una necesidad inmediata. Las actividades no tienen por qué ser puramente mentales; sirve cualquiera en la que intervenga el cerebro, desde leer hasta hacer deporte (¿el Pilates es deporte?).

¡Qué curioso!
¡¡Gastamos la misma energía con el aburrimiento que con la curiosidad!!

A los que prefieren aburrirse se les llama vagos. Las causas para "no actuar" en estos casos (vuelvo a mr. Wiki) pueden ser variadas:
  • Falta de beneficio en relación al esfuerzo utilizado
  • Falta de reconocimiento en el trabajo o actividad realizada.
  • Falta de preparación para realizar la tarea.
  • Falta de motivación.
  • Monotonía laboral.
  • No reconocer los talentos.
  • Que sea una tarea penosa, que cause cualquier trastorno físico o mental, como dolor de espalda, dolor de cabeza o hastío.
En fin, estoy segura que todas nos nos aferramos a alguno de estos motivos, para no actuar, en muchas facetas de nuestras vidas, pero recordad, queridas hermanas eternas, que dijo Virarta que sólo quien es útil es libre: quien da su voluntad a otro y su energía a una labor.

Dice Jules Renard: La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado.

La pereza está muy asociada a nuestros ratos de lectura... acción en la no acción... ¿Hay algo más agradable que tumbarse en un sofá, procrastrinando con un libro entre las manos? Dejar que las páginas sean las que marquen las horas con el tictac de las palabras… ¿no es un gustazo?

Una vez analizados todos estos factores, me fui a deambular, para despejarme, por mi pinacoteca de lectoras con arte, y descubrí que hay muchas perezosas entre ellas ¿Os acordáis de las dormilonas de la siesta de Sorolla? ¿Y a Vanessa Bell, con su dolce far niente sobre su sofá rojo de Bloomsbury? ¿y la perezosa lectora de rojo de Winslow Homer sobre la hierba?

Pues este mes he elegido otra, pintada por Carl LARSSON, ¿Qué por qué? porque como estoy perruna, me he visto más de una vez en la misma postura.

Pues eso, que como cada una ve lo que quiere en los cuadros, y porque para eso me curro yo la entrada (La soberbia, otro pecado capital: ¡contra la soberbia humildaaaad, hija mía!! diría quién ya sabemos), en éste me he visto a mi misma, cómodamente tumbada con la cabeza sobre unos mullidos almohadones suecos, con mi perro ronroneando perezoso sobre la manta que tapa mis piernas, añadiendo calor al calor, y utilizando el 20% de mi energía mental en conocer la vida de un sabio oriental que vivió en la mente de un austriaco que se suicidó en Brasil por culpa de un alemán que odiaba a los judíos.

¡Vamos, que lo único que me falta es el gato, pero cualquiera da ideas en mi zoocasa!

Como dijo el sabio, hay que poner toda la atención para obrar, hay que poner toda la atención para no obrar. Hay que estar atentos, porque en lo más profundo de la no acción también está la esencia del acto…




Carl Larsson (Estocolmo, 28 de mayo de 1853- Falun, 22 de enero de 1919) fue un pintor y diseñador de interiores sueco.

Su infancia fue un continuo ir y venir rodeado de miseria: sus padres carecían de ingresos económicos y apenas podían mantener a Carl y a su único hermano, Johan. Acudieron a una escuela para pobres. El cólera, la enfermedad, la vida en los barrios bajos y la suciedad eran constantes en el entorno del joven Larsson.

Por suerte, en 1866 tuvo la oportunidad de ir a la Academia de Arte de Estocolmo; en este curso preparatorio obtuvo hasta 12 medallas por su calidad como dibujante, pudiendo así optar a un curso de dibujo antiguo. En 1871, simultaneando sus estudios en la Academia, trabaja en el estudio fotográfico de los hermanos Roesler, y como dibujante en la revista humorística "Kasper".

Durante de la década de los 1960, realiza numerosas ilustraciones para libros; alrededor de 1877, tras viajar a París por primera vez, se ve sumido en la pobreza e incluso piensa en el suicidio.

Dos años después cambia su suerte al conocer a la que será su musa y gran apoyo moral para el resto de su vida, la también artista Karin Bergöö; después de casarse con ella, comienza a recibir encargos, como el de decorar el techo y las lunetas del Palacio Bolinder, en Blasieholmshammen; y realiza varios viajes por Suecia, Italia y Londres que ayudan a conformar su talante artístico.

En 1888 se establecen en la idílica Lilla Hyttnäs, una villa en Sundborn, aún hoy en pie, que reflejó innumerables veces en sus acuarelas, como símbolo de la felicidad familiar y de la prosperidad, premio a su infancia y adolescencia miserable y empobrecida.

Su estilo cautivó por la ternura que evocan sus numerosísimas ilustraciones, donde representaba a su esposa y a los siete hijos que tuvo con ella: Suzanne, Ulf, Pontus, Lisbeth, Brita, Kersti y Esbjörn, nacido en 1900. Estos niños llegaron a ser tan populares que casi fueron tomados como personajes con identidad propia del arte de entonces.

Su principal objetivo como artista era representar el "lado amable de la vida", después de toda una época de penurias: escenas cotidianas, cargadas de ternura y calidez, de su esposa con sus hijos, los niños jugando, los veranos en la playa, interiores del hogar, etc. El personal estilo de decoración de Karin y de Larsson dio como fruto una manera completamente moderna de acondicionar y estructurar una casa, de forma que fueron considerados verdaderos "diseñadores" de interiores, adelantados a su tiempo: colores cálidos, interiores plenos de luz, vajillas sencillas y demás detalles contrastaban con el estilo oscuro, recargado y victoriano de otros hogares de la misma época.

Larsson trabajó principalmente a la técnica de la acuarela, siendo más del noventa por ciento de sus trabajos totales.

Su existencia plácida y tranquila en familia fue plasmada en diferentes álbumes, que publicó con gran éxito de ventas en toda Europa.

miércoles, 9 de febrero de 2011

FARMACIA DE GUARDIA (2ª TOMA)

Estimada paciente María Norte:

Como ya ha servido usted de conejillo de indias para la nueva experimentación de la terapia de librorisoterapia, paso a explicarle las consideraciones efectuadas por el presente equipo médico para un óptimo tratamiento posterior.

Una vez efectuado un estudio pormenorizado de la sintomatología que le afectaba, consistente en abandono de la lectura por falta de concentración ante literatura en dosis altas de paginación y ausencia de risa en periodos determinados de su enfermedad por causas lógicas, me decidí por efectuar un tratamiento de librorisoterapia consistente en experimentar con usted un intento de lectura (en dosis mínimas) de “Doce cuentos desvergonzados” de Saki. Debo decirle que previamente fui asesorada por la Dra. Isabel, de la editorial Navona, experta en la dosificación exacta de todo tipo de terapias para pacientes crónicos en literaturopatías.

Ya que los resultados de la analítica efectuada tras el tratamiento han sido los deseados, y el único efecto secundario contemplado fue un amago de caída de camilla por un golpe inesperado de carcajada (debo confesar que asumí el riesgo ya que la paciente cuenta con un excelente personal médico especializado en prótesis de caderas... total, lo mismo hasta la indemnizaban y se ganaba unas perras) quisiera que ahondáramos en la composición de dicho medicamento para posteriores dosificaciones.

En primer lugar, debo aconsejarle que debe darse prisa en las tomas que le recetaré a continuación, ya que le queda un cuarto de hora para que su vida vuelva a ser similar al comienzo de su penoso proceso (¡anda que no pasa rápido un mes!), y no le va a dar tiempo disfrutarlos si no hacemos un tratamiento de choque intensivo de la medicación prescrita. En cuanto vuelva usted a la normalidad, las presentes (y las ausentes) no vamos a perdonarle ni uno de los títulos de lectura obligada en nuestras cenas (y por supuesto, tampoco le perdonaremos una inmersión continuada en dichas tertulias). Por dicho motivo, debe consumir las dosis con celeridad.

En segundo lugar, no se aprecian contraindicaciones por la ingesta de martinis, percebes ni ningún tipo de crustáceo propio del cantábrico durante el tratamiento.

En tercer lugar, la misma editorial dispone de otros títulos del mismo autor, que a juzgar por las apariencias, deben producir los mismos efectos secundarios (y primarios).

Paso a un análisis exhaustivo del vademecum librorisoterápico prescrito, aconsejándole un paseo por el catálogo de la Editorial Navona (pulse aquí) (ver, sobre todo la sección "Breves reencuentros") para la complementación vitamínica de otros “genéricos” disponibles a buen precio y mejor diseño, que posiblemente harán más grata una vuelta progresiva a su ritmo de lectura (y risa) habitual.

Pero los fármacos Sakináceos que le aconsejo son los siguientes (de dicho laboratorio):

Reginald
En los salones de la mejor sociedad británica Reginald brilla con luz propia: elegante y mordaz, frívolo e ingeniosísimo, nadie está a salvo de sus cáusticos comentarios y su afán por emitir opiniones acerca de cualquier cosa, ya sea una guerra colonial o la última moda en sombreros. Las divagatorias parrafadas del dandy –que evocan los epigramas wildeanos y están llenas de una irresistible comicidad- pueden versar sobre un paseo a caballo con una dama poco ducha en la equitación o una celebración navideña en casa de unos parientes cursis o la organización de una procesión bacanal con los jóvenes miembros de un coro religioso. Todo resulta un excelente pretexto para decir una frase brillante o poner en evidencia la rigidez adocenada de los buenos victorianos. Maestro del humor negro y ácido cronista de su tiempo, Saki (seudónimo de Hector Hugh Munro), dibuja en esta colección de relatos uno de sus personajes más divertidos e inolvidables, un petimetre entrenado en el arte de descubrir los aspectos más jocosos de una clase social obsesionada por las conveniencias y esclava del llamado “buen tono”

Reginald en Rusia
Un cazador compulsivo que acaba siendo secuestrado por bandidos curdos junto con su mujer y el amante de esta, un santo de piedra deseoso de hacer un milagro, el fantasma de un tacaño que persigue al amigo que le dejó dinero a deber o un hombre a quien condenan a muerte por asesinarse a sí mismo son algunos de los disparatados personajes que cruzan por las páginas de Reginald en Rusia. El elemento común a todos estos relatos es la comicidad –una comicidad que se tiñe frecuentemente con tintes macabro – y la capacidad para recrear las situaciones más divertidas y absurdas, sin olvidar ocasionales trazos de un desenfrenado lirismo.

Doce cuentos impertinentes
Un rey maquiavélico que descubre una fórmula para quitarse de encima a las sufragistas, un método práctico de enseñanza de historia un tanto particular, un sablista que encuentra la horma de su zapato, una socialista de clase alta que contrata a un especialista en tortillas bizantinas y una hiena menos amaestrada de lo esperado son algunos de los protagonistas de los cuentos impertinentes, mordaces, macabros, sutiles y desternillantes de Hector Hugh Munro, Saki, que se recogen en este volumen. El estilo ácido y punzante del autor, que admiraría e inspiraría a creadores como P. G. Wodehouse, Jorge Luis Borges, Graham Greene o Tom Sharpe, impregna estas páginas, en las que Saki nos ofrece una afilada disección de los convencionalismos de la sociedad eduardiana que le tocó vivir y cuyos delirios, desatinos y vicios supo destapar gracias a una lúcida e irónica inversión del orden natural de las cosas, en muchas ocasiones con toques mágicos o fantásticos.

«Al igual que Wilde y Wodehouse, Saki se movía como pez en el agua por los clubes y las casas de campo de la clase alta, cuyos disparates e hipocresías dejaba al descubierto con un ingenio afiladísimo —ha escrito sobre él Patrick McGrath—. Es un placer descubrir a un escritor con una concepción de la humanidad imbuida de un pesimismo tan sombrío como el de Swift, Céline, Bernhard o Kingsley Amis.

Y por si alguna paciente desea tomar de la misma medicina, aquí tiene la receta:

Doce cuentos desvergonzados
Evelyn Waugh decía de él que había escrito «seis o siete obras maestras» y Graham Greene afirmaba de sus cuentos: «Los disparates vienen y van sin parar, encandilan y deleitan», y lo cierto es que nadie ha sabido sacar a la luz con el ingenio, la frescura y la precisión de Saki las miserias y los excesos del género humano. Desde el caradura que humilla a su familia en Nochebuena hasta el sablista que se cree a punto de vender huevos cuadrados, pasando por los niños aviesos que retuercen las emociones ajenas o la terca Eva que se niega a comer del fruto prohibido, los personajes de estos doce relatos nos devuelven al Saki más agudo y descarado.

«La risa se combina con cierto salvajismo, el ingenio exquisito con el panteísmo, y el más absoluto desprecio por la moralidad con el idealismo, de modo que al acabar sus relatos tenemos la inquietante sensación de haber tomado parte en la exaltación de un instinto inteligente y descarnado.» Tom Sharpe



También he descubierto en mi microscopio que la editorial Alpha ha publicado sus cuentos completos.

De la misma manera, para ser agradecidas al creador de tan grata medicina, he querido que sepa algo más de él. Tras el nombre de Saki no se esconde un escritor japonés, como podría aparentar por su apariencia gramatical. Su nombre real es Hector Hugh Munro, nació en Akyab (Birmania) en 1870. No se sabe si adoptó ese seudónimo por el protagonista de los poemas "Rubáiyát" de Omar Khayyam o por un primate sudamericano de larga cola que tiene el mismo nombre, personaje central de su relato "The Remoulding of Groby Lington", que como el mismo escritor, oculta un trasfondo equívoco bajo una apariencia decente.

Su padre, Charles Augustus Munro, era inspector general de la policía birmana, cuando Birmania pertenecía aún al Imperio Británico. Su madre, de soltera Mary Frances Mercer, murió en 1872, corneada por una vaca. Este incidente pudo tener influencia en sus relatos. Su niñez se trastocaría al ser después trasladado a Inglaterra -por problemas de salud-, con unos parientes puritanos de personalidad severa e intransigente, la convivencia con ellos amargó para siempre su carácter.

Como no valía para policía colonial, se vio en la obligación de hacerse escritor, y comenzó escribiendo en periódicos poco antes de recibir el balazo de un francotirador en la ofensiva del Somme, durante la primera guerra mundial.

Se ganó una fama de misógino, antisemita y militarista. He leído por ahí que lo de misógino le viene porque opiniaba que las mujeres eran como sastres a los que se debe un traje, que te lo siguen reclamando incluso después de que lo has tirado.

Sus últimas palabras, de acuerdo con distintas fuentes, fueron: "Put that damned cigarette out!" (“¡Apagad ese maldito cigarrillo!”). Las pronunció el 13 de noviembre de 1916 desde la trinchera donde combatía como sargento de los Fusileros Reales, durante la Primera Guerra Mundial. Fue durante la batalla de Beaumont Hamel.

martes, 8 de febrero de 2011

CONVOCATORIA CENA DÍA 16

Chicas, buenas noticias.
No he podido encontrar mejor sitio.
Amplio reservado, bien servido, y... ¡cerca de casa!.

Nos vemos el próximo día 16 a las 9 en casa de María del Mar.
Os mandaré a todas un mensajito para indicaros la dirección exacta.

Organizadoras: Mª del Mar y Elena

¡Y a las 18,30 nos vamos de excursión por San Pablo!

miércoles, 2 de febrero de 2011

ACTA DE ENERO... EN FEBRERO



Si la Feria de Abril, paradigma de jolgorio, tradición e intelectualidad regada con manzanilla, se celebra este año en mayo, ¿por qué la cena de Hoy Libro de Enero no se puede contar en Febrero? ¿Acaso nosotras somos menos que la Feria de Abril, con nuestros farolillos de colores, nuestra alegría innata, nuestro alumbrado bajo coste, nuestro buen comer, cantar y contar, reír y callar? ¿Callar nosotras?



Queridas amigas de Hoy Libro –especialmente las que entráis en la caseta del blog a leer curiosas-, pizpiretas soñadoras de historias ficticias que a veces no lo son tanto pero siempre son literatura, aquí está el acta de Enero que se arrastró a Febrero para ser, como la Feria, caprichoso y único.



El campo donde se celebró la feria de Hoy Libro, el restaurante japonés Samurai. ¿Por qué? Los motivos se explicaron sobradamente a las asistentes a través de una nota-carta-comunicado-aviso porque, amigas mías, lo que se da por escrito queda y las palabras se las lleva el viento. Y también la desmemoria, esa que acompaña a una realidad llamada “tiempo” -y no a falta de voluntad, que en este grupo sobra-.







¿Pensarían la tía Julia y MVLL que sus retratos ampliados terminarían pegados con celo, transparente, eso sí, en la silla de un restaurante japonés, presidiendo mesa como corresponde a tan ilustres invitados? Más de una habríamos dado tres uñas del pie izquierdo por tenerlos en persona pero, amigas mías, por el momento, nuestras múltiples capacidades no consiguen abducir premios Nobel ni mucho menos resucitar muertos. A lo mejor, con el tiempo…



¡¡¡Hala!!! Vámonos que nos vamos.






Comienzan los preámbulos. Colocación de sillas, yo me siento aquí, no mejor aquí, vale, pongo el bolso aquí, pues yo aquí, qué bien te veo, pues anda que tú, anda mira que foto más chula de MVLL y la tía Julia. ¿Pero no la habías visto? Pues lleva un rato ahí puesta. ¡Ay! Me la llevo (ya nos contará qué ha hecho con ella la jodía). Pasa el libro de actas, niña, que empieza el lío. Firma de las asistentes, siete. Pos sí que somos pocas. Pos así es la vida. Pos anda que tú… Pos ya que estamos, a ver si somos serias que no se diga a nuestra edad y se confirma la cena con antelación que esto no pué ser: por respeto, por principio, porque sí. Pos sí que se ponen estas niñas de acuerdo rápido. (Y después lo perras que son pa llevarlo a la práctica) Parole, parole, paroleeee… ¡AH! Y ya que estamos, a ver si se ahorra un poco en las cenas, que parecemos Donald Trump sin tupé. Money, Money, Money


¡Niñas, cuidado con la joya de Elena, que corresponde a la primera edición del ’77! ¿¡¡¡Pero seréis torpes, por Dios bendito, si es que no se os puede llevar a ningún sitio!!!?
Ángela, derecha como una vela.
Se entra en el asunto “Eva Díaz Pérez y su Club de la Memoria” y, en un pis pas, como corresponde a un grupo resolutivo y bien dispuesto como éste, se decide que antes de cerrar fecha con la autora, se conseguirán los libros, que andan escasos. Elena se ofrece a encargarlos en Beta-Viapol, mientras cuida con celo una novela que corre peligro de muerte súbita. Tema aparcado hasta nuevo aviso. Nos limpiamos las manos con toallas húmedas y calientes y tira millas. Cosas de los japoneses.

¡Pero bueno! ¿¡¡¡¡Y éstas!!!!!? Por favor, no virtais vino encima del libro de Elena, ¿¡¡¡¡No véis que se lo vais a estropiciar? Ángela continúa estoica, como un junco en medio de una marisma anegada de letras.


La mesa empieza a adornarse de arroces, sushis, ensaladas, colorines nipones. Palillos, algunos, que desaparecen de la mesa hábilmente para ser confinados en bolsos ladronzuelos con expresión inocente. Curiosidades propias de mujeres inteligentes del tipo: Hay un voto en el blog que pone “poco” y estoy segura que se emitió entre la 1:00 y la 1:30 de la madrugada… La organizadora de la cena y la dueña del comentario deciden que tuvo que ser, exactamente y sin lugar a dudas, entre la 1:00 y la 1:10, horas en las que ambas bicheaban inocentemente en el blog.




¿Y por qué no tiene palillos Elena y el resto sí? Y Ángela, erguida como una bailarina del Bolshoi antes de la caída del Régimen.
Elena lee la introducción de la joya del ’77 que no queda reproducida aquí porque la que escribe no tuvo el coraje de copiarla ante el vendaval de adjetivos que la componen. ¡¡¡¡UF!!!! ¡Si hasta con sólo pensarlo, noto cómo si un inconmensurable sudor frío y tempestuoso ascendiera por mi delicado torso hasta mi porcelano e inmaculado rostro! Voy a abanicarme y vuelvo súbito…
¿Pero aún está Elena sin mantelito? Menos mal que ya tiene palillos. Y la novela… la novela segura en el bolso. A ver, ¿qué otra cosa podía hacer la criatura después que su encantadora vecina de enfrente le echara cerveza encima con la ligereza del que fumiga un campo de langostas?
…Y Ángela, derecha como una vela.


A Elena, La tía Julia y el escribidor la ha alucinado por su imaginación desbordante. La novela es como si se hubiera hecho un estudio sobre el significado de escribir. La juventud del protagonista, su impetu, su tirar palante con lo que sea, le hace a Elena recordar a su hija Lola, con dieciocho años, viviendo en el extranjero, disfrutando de la vida. Y nostalgia. Nostalgia por sus dieciocho años, por lo vivido. Deja el resto para cuando se entre en debate.
A Ángela le ha gustado bastante, aunque no muchísimo. Le resulta “alucinante” el tono que usa el autor cuando habla de su tía y él y cuando lo hace de Pedro Camacho y sus radioteatros. El final, lúcido y las historias la han conmovido.
Elena pide a la organizadora que se calle por haber interrumpido a Ángela y ésta, obediente donde las haya, cierra el pico hasta ¿nueva orden?. No, mi amor, hasta una nueva oportunidad. Pues buena es la organizadora para estar callada. Y es que Ángela estaba diciendo: “Como lectora me habría gustado GGRRRRGGRRR” (entiéndanse dichos sonidos inconexos como interferencias de la organizadora) a lo que Rocío –que por cierto no le tocaba hablar pero a quien Elena no recriminó, a buen seguro porque el hecho de vecindad crea un vínculo de complicidad invisible- añade: “No, como radioyente”. Y recuerda a Panchi, su muchacha, quien escuchaba Simplemente María. ¡Toma. Y yo! pensó la organizadora para sus adentros, que es un lugar donde no te interrumpe nadie.

“Come este arroz que está buenísimo”. “Pues sí que sí”. Según Marga, el final es hilarante y lo que hace el autor es darte opciones. Ángela considera que no le da final a las historia. “Prueba esto que está muy bueno”. “¿Sí?”, contesta con carita de asco la Sur. Cristina no echa de menos el final. María Sur desiste y no prueba.



Le toca a María Sur, quien opina que el tema principal de la novela es la literatura en sí misma. Capítulos pares, las radionovelas de Pedro Camacho; capítulos impares para la historia entre la tía y el joven aspirante a escritor. Escritor versus escribidor. Estupenda novela. Tan discreta ella a la hora de hacer una primera valoración.
Marga opina que de cada historia saldría una historia. A Rocío MVLL le parece un maestro, combina excelentemente los dos mundos, como Jorge Amado, Octavio Paz… Habla del realismo mágico que le contradicen algunas que opinan que la novela no es realismo mágico en absoluto. Recuerda a un profesor suyo cuando ella le dijo que García Márquez era único. “No, yo no quiero pollo”. Y el profesor le contestó que no había nada nuevo bajo el sol. Aún así, a ella MVLL le parece un genio. Vale, apostilla Marga, pero no es realismo mágico. “¿Pero no te gusta el pollo?” “No. Preparado así no”.
¿Sigue Ángela cual junco en la marisma o empieza a escorarse ligeramente a la izquierda cual bailarina del Bolshoi tras la caída del régimen?
Elena afirma que el perfil de los personajes de Camacho no cambia. ¡¡Qué felices seríamos si apareciera MVLL y nos hablara de su novela!! se oyó decir a una ingenua vocecilla en la mesa.



Vaya, vaya. Lo que dio de sí la historia de “Lo queVarguitas no dijo”. Permítanme, queridas amigas que no reproduzca aquí ni siquiera resumido lo que se habló del tema pues no habría espacio suficiente para tanto parloteo. Espero que sus agudas memorias recuerden lo que la organizadora contó de su aventura indianajonesca, todo lo que ustedes opinaron sobre la lectura o no del libro y sus nada perjuiciosas mentes cuando Menda Lerenda se la ponga picaronamente sobre la mesa. Déjenme decirles que para no interesar en absoluto el libro –excepto para dos o tres juiciosas- el temita dio para mucho. Claro que cómo un periodista dijo que Julia Urquidi había dicho que MVLL se había hecho escritor gracias a ella... ¡¡¡¡Y aún se cree en los periodistas a estas alturas de la película!!!! Si es que nuestra blogmaster es tan buena que se lo cree tó. Menciona la anécdota de la tata Isabel que esta pobre ineficiente que escribe no apuntó y la desmemoria no le deja recordar. “¡¡Uy!! Yo pescado crudo no tomo”.
¡Anda, pero si ha hablado todo perro pichichi y la organizadora no ha dicho ni mú de la novela! ¡Pos no te digo! Con lo que le gusta a ella estar en el uso de la palabra. Pobrecilla.
Cristina decide que leerá “Lo que Varguitas no dijo” porque afirmó rotunda que si algo le gusta es romper perjuicios. ¡Ole mi niña! (No es cuestión de romper perjuicios, sino de tener el privilegio de leer una historia contada por alguien que no aspira a nada más que a transmitir su realidad y la misma realidad escrita por una mano maravillosa de la literatura, con lo que La tía Julia y el escribidor adquirirá aún mayor valor literario, ¿verdad, querida Sur?).
Ángela definitivamente se escora hacia la izquierda. La joya de Elena reposa en su bolso. Sus palillos, su mantel y su espacio vital limpio de vino y cerveza. La cena continúa y la charla se calienta porque el libro apasiona. ¡Vivan los cincuenta!
La organizadora entrega unos regalitos Vargallourquidianos, hechos amorosamente a mano y paciencia que la concurrencia parece recibir con emoción. Entre los ¡Uy! ¡Uy! ¡Uy! (que debe ser un modo discreto de dar las gracias), y el Pilar, qué bonito o el me gusta mucho la portada, vámonos que nos vamos que, aunque parezca mentira, estamos aún en pañales argumentativos novelescos. A propósito, ¡¡Vivan los cincuenta!!
A Elena, por asociación de ideas del capítulo X de la novela, se le ocurre decir que en su casa tiene fama de mandona pues al parecer lo mismo controla cuando su familia come verdura, que cuando cagan bien, mal, regular, a diario o bimensualmente. María Sur, a saber si por personalidad tranquila o deformación profesional, afirma que ella sólo se preocupa cuando su hija lleva varios días sin ir al baño (nótese que no ha usado el verbo cagar ni en su defecto defecar. ¿Sería por no repetirse? ¿Por qué estábamos cenando? ¿Porque en el Puerto son más finos y no hablan así? El sino del ser humano es vivir invadido de dudas). Cristi lee la carta que dejaron junto al bebé en la puerta del convento. “Soy hija de un amor funesto”, ¡Que belleza de frase! y el resto no puede dejar de admirar la escritura brillante de MVLL. Marga quiere puntualizar que ella ha cronometrado la lectura. Resulta que en los capítulos pares tardaba más que en los impares. La novela no deja a ninguna indiferente. Los comentarios sobre la misma se suceden.
A Ángela se le empieza a caer levemente el ojillo. Cristina continúa haciendo comentarios sobre lo recibido. Marga recibe un regalo extra para su cincuenta cumpleaños. Aún faltan días pero vive íntimamente mimetizada con Pedro Camacho y su obcecación con los cincuenta. La organizadora quiere que viva rodeada de suerte. Suerte, Marga. Suerte, siempre.
Ratones se dice pericote, afirma una de las chicas (llama la atención el uso tan rico del español en la novela) y Ángela lo repite mecánicamente mientras sus ojillos vidriosos miran sin ver y sus manos entrelazadas le aguantan la cabeza a la altura de la barbilla. Conversaciones entrecruzadas. Fin de fiesta. Postres varios. La maestría de MVLL la deja Marga patente hablando de El elogio de la madrastra. Rocío aprovecha el tirón y nos vende unas papeletas de su hija. El que no corre vuela. Elena y la que escribe hablan de Lola y Londres. Cristina me explica el concepto de “lectura vaginal”, la tesorera saca la cartera porque vive en un sinvivir, definitivamente vencida hacia el costado, el ojillo semicerrado y un susurro de “me tengo que ir, me tengo que ir”.
No hay libros para proponer, excepto el de Pilar que, por cierto, no tiene éxito alguno, por lo que obviamos recordar el título. Ángela y Elena rajan sin parar, Rocío quiere uno cortito. Elena y Ángela continúan rajando. No interesa novela negra, ni novela blanca, ni gris. Se manifiesta una cierta apatía en la selección. Hablamos de la película-documental José y Pilar. ¡Qué interesante! ¡Qué conmovedora! ¡Qué forma de ver las tripas del personaje y de la persona! ¡Qué bien que no la ha visto ninguna y puedo rajar a mis anchas! ¡Qué cantidad de propuestas y no cuaja ninguna! Mientras surge una idea, Cristina y Pilar se pintan el morrillo (cada una el suyo, por si alguna se despista).
Ángela, al borde ya del colapso por el ruido que le viene por el flanco derecho. La joya de Elena ronca tranquila en la oscuridad del bolso.
Elegimos por unanimidad a Dashiel Hammet. ¡Ah! Pues no. Cambiamos de nuevo de opinión. Fijemos fecha para la próxima cena y ya se nos ocurrirá el libro para Febrero. Elena saca el móvil, Rocío un calendario de las Hermanitas de la Cruz de quienes es socia (miembra no, ¿no?). Marga y Cristina no quieren ser menos y sacan los suyos, los móviles se entiende. Éstas no tienen pinta de ser miembras de nada que no sea apuntalamiento de isquiotibiales en Pilates para mujeres maduras.
Ángela suspira porque aún ha de llevar a su madre a casa. Eso sí, el dinero lo cuenta divinamente. ¡Vivan los cincuenta!
Se propone una fecha pero las chicas de Pilates no están dispuestas a estresarse con tanta actividad extraescolar el mismo día. Cambiamos de fecha. ¿Será problema de cambiar de opinión el nuestro? Dashiel Hammet queda definitivamente excluido. Aparece Stefan Szwaig. ¿Quién? Stefan Zsweig. Anda, pues yo toda la vida de Dios he pronunciado Ezweig. ¡¿A quién le importa?! A Stefan Zweig seguro que no. Optamos por “Los ojos del hermano eterno”. Porque sí. Porque es un autor exquisito. Porque Miguel lo tenía de libro de cabecera y su hija lo recuerda nítidamente. ¿Hace falta más motivo? Va por ti, fiel de Zweig. Y por el autor. Y por la literatura. ¡Y vivan los cincuenta!
Queda fijada la fecha de la cena próxima: miércoles, 16 de febrero. Organiza Elena, invita Pilar. La tesorera apremia al pago. Los dineros la despejan transitoriamente. A ponerse los abrigos que no es edad para coger una pulmonía. A la puerta sin meter bulla. Foto de grupo. Repetimos, que siempre hay una que parpadea a destiempo. Unas besan. A otras se les ve la espalda alejarse. El grupo se va. La tía Julia y el escribidor cierra sus páginas.
La portada de esta feria de Hoy Libro seguro que más de una la atisbó en lontananza: Elena y su estoicismo con su pobre libro -que a punto estuvo de morir ahogado en vino y cerveza sin posibilidad de un boca a boca- y su saber estar ante la falta de palillos, mantel y panecillo. Y Ángela, quién sufrió desviación de columna desde el mismísimo coxis hasta la C1 por culpa de una organizadora que, en su afán de que la cena saliera redonda, olvidó cerrar todos los flancos al ruido externo. A su alrededor, cinco farolillos escrupulosamente dispuestos a la alegría, la charla y el compartir.
Mi amor literario a todas. Hasta el 16. Buenas noches.


martes, 1 de febrero de 2011

QUIÉN ERA STEFAN ZWEIG

Este hombre de las mil caras que desmenuzaremos en febrero, fue un crítico y novelista austriaco, que nació en Viena el 28 de Noviembre de 1881, en una familia de ricos industriales judíos. Estudió filosofía en la Universidad de Viena, pero antes, a los 19 años, ya había publicado un volumen de versos, “Cuerdas de plata” con una gran influencia de los poetas franceses, especialmente Verlaine y Berhaeren, que luego influirían mucho en su temperamento artístico. Estos primeros versos, aunque no presentan características originales, tienen ecos de Rilke en la lírica, de Hofmannsthal en el teatro, y de Schnitzler en las narraciones.
Terminados sus estudios quiso ver mundo, evadirse del ambiente burgués en que vivía. En 1910 visitó La India, en 1912 norteamérica y en 1913 se estableció en Salzburgo, donde viviría durante veinte años. En 1915 viajó a París, y el contacto con el simbolismo francés le indujo a nuevos experimentos estilísticos: tradujo a Rimbaud, Verlaine, Baudelaire y al belga A. Verhaeren, con quien mantuvo estrecha amistad. Viajó luego por Inglaterra, España, Italia y otros países. Durante este tiempo publicó en Alemania varios libros (versos, cuentos, traducciones) e hizo representar varias obras dramáticas originales que le señalaron a la atención de la crítica y del público.
En 1912 se inició una relación amorosa con la escritora Friederike Maria von Winternitz, que abandonó a su marido y se fue con él.
Su actitud cosmopolita se vio sometida a una dura prueba con la Primera Guerra mundial. En 1914, cuando estalló la guerra, se hallaba en Bélgica, donde iba a visitar a su amigo el poeta Emilio Verhaeren. Fue movilizado por su país durante tres años, pero no estuvo nunca en los campos de batalla porque fue declarado no apto para el combate, por lo que hizo su servicio en Viena, en un despacho de los archivos de la guerra. Ésta duraba todavía cuando obtuvo un permiso de dos meses, que él aprovechó para exiliarse a Suiza por sus convicciones antibelicistas. En 1917 hizo representar en Zurich una obra dramática en nueve cuadros, Jeremías, en la que condenaba la guerra, por lo que únicamente podía representarse en un país neutral. En territorio suizo trabajó de corresponsal para la prensa libre vienesa, y allí encontró a otro pacifista expatriado, su querido amigo Romain Rolland, que dijo de esta obra cuando se estrenó, que era el mejor ejemplo, por él conocido, «de esa augusta melancolía que sabe ver por encima del drama sangriento de hoy, la eterna tragedia de la humanidad». Junto con Romain Rolland y otros amigos de diferentes países beligerantes, fundó a un famoso grupo de escritores refugiados en Suiza que defendieron, contra la guerra, la unidad espiritual de Europa.
Zweig fue uno de los más acérrimos defensores de la «comunidad intelectual de Europa» y de la «gran amistad del espíritu que desconoce las fronteras».
Terminada la guerra, volvió a su país. Se instaló en Salzburgo, donde llevó una existencia laboriosa, interrumpida tan solo por sus frecuentes viajes, que le dan materia y ocasión de nuevas actividades. Allí se casa, en 1920 con Friederike Maria von Winternitz.
Como intelectual comprometido, Zweig se enfrentó con vehemencia contra las doctrinas nacionalistas y el espíritu revanchista de la época. De todo eso escribió en una larga serie de novelas, como los volúmenes de cuentos Amok (1922) y Confusión de sentimientos (1925), reunidos luego en un ciclo, La cadena, junto con el libro precedente, Primera experiencia de 1911; allí también aparecieron los ensayos contenidos en los tres trípticos titulados Tres maestros (1920), La lucha contra el demonio (1925) y Tres poetas de la propia vida (1930). A este ciclo cabe vincular otro tríptico, La curación por el espíritu (1932).
El método empleado en estas trilogías y en la serie de «miniaturas» históricas Momentos estelares de la humanidad, que publicó en 1927, es la crítica psicológica de fondo freudiano: Zweig, en efecto, defendió apasionadamente las doctrinas de Freud, y durante años enteros, de 1926 a 1931, colaboró en el Almanaque de psicoanálisis publicado en Viena. En 1928 se hallaba en París, donde fue agasajado por la intelectualidad francesa, y solicitado por diversos editores.
En 1928 viajó a Rusia, invitado por los organizadores de las fiestas celebradas en este país con motivo del centenario del nacimiento de Tolstoi. Hombre de letras, ajeno a la polémica política, y libre, por tanto, de todo prejuicio de secta, Zweig, en estos artículos, contempla el panorama espiritual de Rusia.
La casa del escritor, en Salzburgo, era un punto de reunión de los principales artistas de toda Europa, de Thomas Mann a Toscanini; sin embargo, en 1934, movido por un oscuro presentimiento del final de la independencia austríaca, se establece en Inglaterra, donde terminó su libro acerca de María Estuardo. Ya por entonces tenía dificultades para publicar en Alemania, a pesar de todo pudo escribir el libreto para Die schweigsame Frau (la mujer silenciosa), ópera del compositor Richard Strauss, que lo defendió de la acusación de que no era ario, negándose a eliminar el nombre de Zweig como libretista del cartel. Hitler rehusó ir al estreno, como estaba planeado, y poco tiempo después, tras sólo tres representaciones, la obra fue prohibida.
Curiosamente, la religión judía no fue parte de su educación. En una entrevista dijo: "Mi madre y mi padre eran judíos sólo por un accidente de nacimiento".
En 1934 viajó a Brasil y Argentina. De vuelta a Europa, vivió algún tiempo en Italia; no obstante, amargaban su existencia el espectro de la guerra próxima y una difícil situación familiar: se había separado ya entonces de su mujer (el divorcio fue pronunciado a fines de 1938), cuando el literato se enamoró de su joven secretaria Elisabeth (Lotte) Altmann, —treinta años menor que él—, a la que se unió el año siguiente. A pesar de ello, mantuvo relaciones de amistad con su compañera anterior, que durante la posguerra le dedicó un interesante libro autobiográfico. Se trasladan a París al inicio de la guerra. En 1940 emigran a los Estados Unidos, y fijan su residencia en el Brasil, en Petrópolis.
"Si el paraíso existe en algún lado del planeta, ¡no podría estar muy lejos de aquí!"
El cansancio de la vida nómada y el hundimiento de sus esperanzas en un mundo basado en la cultura y la comprensión humana le indujeron a buscar la huida y el reposo en la muerte. Creía que el nazismo se extendería por todo el planeta. El 22 de febrero de 1942, se suicidaron él y su joven esposa. Dejó escrita una nota que decía:
"Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra."
Stefan Zweig es sin duda, uno de los grandes escritores del siglo XX, y su obra ha sido traducida a más de cincuenta idiomas.
OBRAS:
Teatro

  • Thersite, 1907
  • Les Guirlandes précoces, 1907
  • Jeremias, 1916
  • La casa al borde del mar, 1911
Poemas
  • Cuerdas de plata, 1901
  • Las primeras coronas, 1906
Ficción
  • Ardiente secreto
  • Caleidoscopio, conjunto de relatos breves.
  • La estrella bajo el bosque, 1903
  • Los prodigios de la vida, 1903
  • En la nieve, 1904
  • El amor de Erika Ewald, 1904
  • La Marcha, 1904
  • La Cruz
  • Leporella
  • Amok o el loco de Malasia, 1922
  • Los ojos del hermano eterno, 1922
  • La confusión de los sentimientos, 1926
  • Carta de una desconocida, 1927
  • Buchmendel, 1929
  • Momentos estelares de la humanidad
  • Veinticuatro horas de la vida de una mujer, 1929
  • La piedad peligrosa o La impaciencia del corazón, 1939
  • Novela de ajedrez, 1941 (Schachnovelle), su novela más famosa, sobre la neurosis obsesiva que un hombre desarrolla por el ajedrez durante su cautiverio en manos de la Gestapo.
Biografías
  • Émile Verhaeren, 1910
  • Fouché, el genio tenebroso, 1929
  • La curación por el Espíritu, 1931 (en alemán: Heilung durch den Geist, 1931; en inglés "Mental Healers"). Es un corto trabajo en el que relaciona, y a la vez trata en forma individual, las biografías de Franz Mesmer, hipnotista del siglo XVIII, Mary Baker Eddy, fundadora de la Ciencia Cristiana, y Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.
  • María Antonieta, 1932
  • María Estuardo, 1934
  • Erasmo de Rotterdam, 1934
  • Conquistador de los mares: la historia de Magallanes, 1938
  • Romain Rolland: el hombre y su obra, 1921
  • Paul Verlaine
  • Balzac: La novela de una vida, 1920, publicado en forma individual o incluido en el libro en tres partes Tres Maestros: Balzac, Dickens, Dostoievski.
  • Castellio contra Calvino, Conciencia contra Violencia
  • Confusión: The Private Papers of Privy Councillor R. Von D
  • Momentos estelares de la humanidad (1927)
  • La lucha contra el demonio, Hölderlin, Kleist, Nietzsche
  • Montaigne, libro póstumo inconcluso previo al suicidio.
  • Tres poetas de su vida: Casanova, Stendhal, Tolstoi
Autobiografía
• El mundo de ayer, publicado tras su muerte.

No ficción
• Brasil: Un país de futuro
ENLACES DE INTERÉS