jueves, 4 de marzo de 2010

¡¡Y EL ACTA APARECIO CUANDO YA... ¿NO SE ESPERABA?!!

CENA DEL 22 DE FEBRERO 2010

LUGAR: VICTORIA 8

ASISTENTES (12): ÁNGELA, CRISTINA, ELENA, ISABEL, MARGA, MARÍA SUR, MARIÓ, MARÍA DEL MAR, PEPA, PILILEBE, ROCÍO (JULIA CARLOTA)
INVITADA ESPECIAL: MANUELA

ORGANIZADORA: PILAR
A la organizadora de la última cena le gustaría comenzar este reportaje/crónica/ensayo/novela-negra-cómico-dramática con una breve sugerencia: amigas, no dejen que ninguna organizadora de ninguna cena de “Hoy Libro” se permita el lujo innecesario de explicarles los innumerables porqués de su retraso a la hora de plasmarla en el blog, aun cuando su retraso/ausencia/lapsus no precise de justificación alguna puesto que no existen estatutos donde tal circunstancia haya quedado registrada. No me alargo más en la introducción o, de lo contrario, mis avispadas amigas lectoras me recordarán el significado del adjetivo “breve” anteriormente utilizado.

Sin más, paso a dar cuenta de lo sucedido la noche de autos.
La susodicha, uséase, una servidora, llegó, la muy desvergonzada, unos minutos tarde a pesar de que bien podría haber salido de su casa con los rulos puestos y haber llegado puntual, toda vez que su morada apenas dista unos pocos metros del restaurante Victoria, 8. Aclaro a las posibles mal pensadas que no fue la cercanía lo que me indujo a organizar la cena allí, sino el hecho de que el nombre del restaurante coincide exactamente con el nombre y el número de la calle donde se ubica, hecho que debería ser de agradecer –y aún no he oído voz alguna en dicha dirección- considerando que la media de edad de las asistentes ronda ese espacio vital en el que la presbicia y la pre-pro-pru-pos menopausia se afanan absurdamente en alcanzar un protagonismo a todas luces innecesario. Pero, sigamos con lo nuestro.
Cuando llegué estaban sentadas alrededor de una pulcra mesa redonda ese grupito que parece más bien pertenecer a alguna organización seudo-independentista-intelectual autodenominado “Las de siempre”, averigua tú por qué el nombrecito, acompañadas de la invitada de Margarita, de nombre Manuela que venían de "la precena". Besos, saludos, esas cosas que se hacen por mera educación en sociedades civilizadas como la nuestra. ¿Escuché, me parece recordar, decir a alguien lo monísima que yo estaba? ¿Se trató quizás de un mero halago formal? Prefiero pensar que no. ¡Ilusa pensará más de una al leerlo!

Mi habitual perspicacia me hizo saber apenas me senté que, en mi afán porque todo saliera a pedir de boca, me había equivocado de salón. “¡Hummm! Demasiado ruidoso”, me dije a mi misma esperando ilusamente que nadie más lo percibiera, mientras cruzaba intermitentemente los dedos de las manos y los de los pies.

"Me he perdido camino del restaurante", se excusó Elena cuando entró. ¿Entendéis ahora por qué elegí el restaurante que elegí? Aún así, hubo alguien que se perdió. O quizás no se perdió, sino que “la perdió” el barrio, este barrio que te obliga a caminar admirando su belleza.

Siendo como son la mayoría de ellas funcionarias, sus conversaciones en espera del resto de las asistentes, giran en torno a cuadrar presupuestos, ingresos, consejerías, crisis. Y siguen flotando en la charla las defenestraciones, la crisis, los paseos con colegas ¡pero sin chándal para que no resulte muy obvio a los ojos de los colegas! Más crisis, más consejerías, más crisis, más defenestraciones, más crisis… ¿Y los que no somos funcionarios? ¿De qué hablamos los que no somos funcionarios? ¿A qué tememos los que no somos funcionarios? ¿Con quién nos congraciamos los que no somos funcionarios? Preguntas sin respuesta pues se quedaron atoradas en la garganta de la que escribe. Tan silenciosa la organizadora casi como la invitada que, por timidez, educación o cautela no abrió la boca hasta que se le pidió. ¡Criatura!

Faltan Rocío, Isabel y Marió. Imaginé que a
Rocío la retrasaba su niño, a Isabel cualquier crisis de pánico sorpresa de alguno de sus animalillos, pero a Marió. ¿Qué diablos la podía retrasar a Marió? Sí, tiene su pandilla escolar pero vive tan cerca del restaurante, se la ve tan ágil, tan resolutiva que no se entiende su tardaaaanza. Luego nos enteraríamos de que la pobrecilla venía de Irlanda en moto donde anduvo como loca buscando colegio para sus niños. ¿O me equivoco? ¿De Dublín había venido hace dos semanas sin moto? ¿O la cosa fue que dejó a los niños en Irlanda y volvió sola y llegó tarde? ¿O el colegio era para la moto?¡Qué lío, Maripío!

Una voz dentro de mí me pide que sea ecuánime y no la excuse. Llegó tarde porque llegó tarde y punto. ¿E Isabel? Pues tres cuartos de lo mismo. ¿Acaso no hay que dar emoción a las cosas? Pues eso. La realidad es que la sufrida Rocío llegó antes y eso que venía de Santa Clara y en autobús. Antes que Marió, se entiende porque a Isabel no se le atisbaba su rubia melena ni por el principio de la calle. Çe la vie!
"¿Quién va a la exposición de Murillo a las siete de la tarde de no se sabe qué día?", se oye preguntar a una animada Cristina.

"Una bolla fumígena", se oye decir al otro lado de la mesa.
¡Dios! ¿Estará ya alguna bebida, pensé? ¿Qué será una bolla fumígena, me interrogué? ¿Una obra de arte? ¿Un código secreto entre “las de siempre”? ¿Un globo sonda? Pongo cara de entender todo y sonrío.
Llega la cena. No soy la tesorera pero soy una de esas sufridas que aún conserva en su retina cuando su madre le daba unos pares de pantis para que los llevara a la chica de la esquina a coger las carreras; que le daba nudos a los dedos de los guantes de látex cuando se rompían para ir tirando, y si ese día te pillaba de humor buscabas un hilo del mismo color para que no desentonara; que tuvo tele en blanco y negro hasta que el motor se quemó mientras ansiaba en silencio tener una como la de sus amigas en las que se veían a las azafatas de Valerio Lazarov con unos buzos preciosos de colores… ¡Qué dolor ver cómo sobra comida en cada cena de “Hoy Libro”! ¡Y lo que pagamos cada mes por lo que comemos y por lo que dejamos!

Cuatro ensaladas diferentes, una tapita de carne, otra de pescado, un postre y tira millas. Espero que la idea haya gustado.

Mientras completamos el grupo, sigue faltando una, propongo que hablemos de los corrillos que se forman habitualmente en las cenas; si les parece bien, si no es una falta de respeto para nuestras propias compañeras y para el invitado cuando tenemos. Que si eso sucede porque la mesa es alargada, que si somos muchas, que si lo anteriormente dicho no son más que excusas. Que a unas adultas como nosotras no hay que decirnos que nos callemos, que cada una debe saber que eso no está bien…

Manuela se prese
nta. Iba también a empezar a comentar el libro pero mejor no, la pobre. Vale, empieza Elena. ¿Se institucionaliza que empiece Elena cada mes? “Un mes sí y un mes no”, afirma la susodicha con cierta sorna. Llega Isabel. Besa a todas porque le gusta besar y, además, quiere saludar a la invitada.
-¿Y yo no ceno ensalada?
-……….

A Elena le ha encantado el libro porque, entre otras cosas, le encanta que le cuenten emociones. Sus relaciones en el trabajo, con sus hijos, su mujer. Le gusta que se verbalicen las emociones. No obstante, le ha costado un poco leerlo por estar escrito en forma de diario, para descubrir posteriormente que el autor lo hace para marcar sus pautas de vida.

Manuela lo hab
ía leído hace años pero el tiempo hace que le parezca otro libro. Entretanto se le quemó la casa y el libro desapareció en el fuego. La Manuela actual se reconoce mucho en el protagonista, le ha hecho plantearse formas de vida con el entorno, con los hijos. El libro le ha entristecido profundamente. "Es,concluye, como estar en la cima de la montaña y empezar a bajar".

Llegan un par de ensaladas extras para templar tardanzas.

A Rocío le ha gustado mucho. Le ha sorprendido que un hombre de 49 años estuviera a punto de jubilarse a lo que surgen aclaraciones de asistentes documentadas que informan de que en esa época en Uruguay había una profunda crisis. Le ha gustado mucho la fórmula del diario, aunque hacia la mitad el ritmo se ralentizó para volver a tomar fuerza después. Cuando el narrador nombra a su primera esposa, se hace Rocío una imagen muy distinta. Luego, su esposa irá ganando cuerpo. La relación con los hijos es un poco exagerada, a lo que Cristi la interrumpe para decirle que uno de los hijos es toxicómano y el otro un homosexual reprimido.

Pepa suele empezar su turno con un “el libro verás…” y esta vez nuestra púber no iba a ser menos. “El libro, verás, me ha gustado porque describe muy bien las emociones de un hombre. La vida para ella no es una cima, sino más bien un subeybaja, así, junto, como son los subeybajas de la vida, ¿verdad, Pepa? El libro le ha gustado mucho, mucho. Le recuerda un poco a Querido Miguel.

A Marió también le ha gustado pero la ha puesto triste, muuuy triste. Cristi dice que más qu
e triste, quizás el adjetivo correcto sea anodino. A ella, en cualquier caso, le ha dado mucha pena y no le gusta la fórmula de diario.

A Angela le ha gustado también. No se siente identificada porque no se ve con ese pesimismo pero sí con la sensación de perdida que ella tan bien conoce.
-La vida es una es
pecie de tregua, luego está la actitud –afirma seria.
Le ha encantado
el modo en el que está escrito, el amor que siente por su compañera de oficina, así como la descripción que Avellaneda hace de los distintos tipos de amor, cogiendo el libro y leyéndolos.

A Isabel no le gusta el formato diario por parecerle algo que debe ser íntimo. Pepa interrumpe para decir: “Me gusta la cena así, ligera.” (Recuerdo que ya andábamos degustando la tapa de carne). Isabel se pone triste con la historia, le parece triste, tremenda. Le ha gustado que lo íntimo, íntimo se lo guarde para él. Le gusta cómo describe el amor entre el narrador y Laura.

A Cristina le ha encantado, y el hecho de que exista una tregua. La felicidad no te das cuenta de que la has tenido hasta que ya ha pasado y afirma que la persona que comienza el libro y quien lo termina no es la misma. Una vida muy triste al principio que, a lo largo de la novela, va descubriendo lo que realmente le gusta. Hay que quedarse con la esperanza. Ángela añade lapidariamente: “Es la vida misma”.

En ese momento, el camarero nos sirve el pescado.

A Marga le ha gustado mucho, aunque la segunda mitad no le ha gustado tanto. Le costó más trabajo leerla. “Un poco pastelero”, afirma, a lo que Elena mete baza y dice que le han gustado mucho las expresiones, especialmente “programa” (todas están de acuerdo). Sí, el autor habla de Dios, la soledad, el capitalismo, relaciones de trabajo, la rutina de un modo amplio, pero Marga no ve un trasfondo triste.

A María (María Sur cuando no está María Norte) le ha encantado y más por el hecho de que esté escrito en forma de diario; la ironía, las expresiones, el contenido… todo, le ha dejado una impresión de optimismo. Para ella, el hecho de que él pueda elegir, jugárselo todo a una carta, es una reflexión que la lleva a decir que nosotros podemos controlar nuestras vidas. Ve comunes las sensaciones que se dan en el libro. Habla de “las clandestinidades” de los personajes, la angustia del qué dirán. La importancia que el autor da a las palabras, por ejemplo “fallecer” y “morir”. Elena afirma que otra cosa que le ha encantado es cómo va ganando en la relación con sus hijos.

A Mar le costó trabajo al principio por la fórmula de diario. Ve en el protagonista a una persona gris, monótona que conoce a la chica y con ella llega la tregua. No se puede comparar la relación que tuvo con su esposa que la que tiene con su compañera de trabajo. La relación distante con sus hijos; le choca mucho que el protagonista no entre en la homosexualidad de su hijo, lo que da pie desde distintos ángulos de la mesa a opiniones-reflexiones-información histórica paralelas sobre el tema. Menciona el lenguaje usado y destaca que no entiende qué quiere hacer el protagonista cuando se jubile. Menos mal que tiene a Marga al lado cual bombera torera para informarla de que el buen hombre cuando se jubile hará, simplemente, lo que le plazca. Y si Marga no se lo ha dejado claro, la tesorera bombera se lanza al desafío para decirle lo mismo pero con otras palabras. ¡Ole la riqueza lingüística del grupo! A Marga le gusta “rubro”: rojo, encarnado.

Pilar se sintió conmovida con una historia que le tocó el universo de las emociones y le hizo reflexionar sobre las relaciones, los deseos y las metas finales, las relaciones de nuevo, lo que uno puede controlar de su vida y lo que no. “La vida misma”, que tan sabiamente había ya dejado caer Ángela como una losa. El lenguaje maravilloso, el ritmo, la ironía, la cadencia le encantaron.
Llegan las bandejas de postres variados y, casi paralelamente, el debate abierto que resultó rico, ameno, extenso y participativo durante el cual se colaron algunas perlas que no me perdonaría no incluir.

La primera es de Rocío quien andaba un buen día colocando ropa a secar por los radiadores de su casa en este hostil invierno sevillano cuando, de buenas a primeras, una de sus hijas le pregunta-afirma-trauma-golpea verbalmente: “Mamá, ¿tú pensaste alguna vez que tu vida iba a ser así?” ¿La he transcrito correctamente, Rocío?

El niño uruguayo real de la historia real de Ángela que un día, en el coche, va y se tira un pedo.
-Chiquilín, ¿ya te desgraciaste? –le pregunta un familiar.
-No, yo no fui.
-Ya me parecía a mí mucha desgracia para tan poco chiquilín

¿Y qué decir de esa fijación, provocación, ingenuidad, astucia de nuestra Marga quien, en una novela sí y en otra también, ve claros indicios de …¿relaciones anormales? para resultar discretas?. Tenemos que tratar este punto con nuestra querida amiga.

Y nuestra tesorera que, dicho por ella, “sin calculadora no soy nadie”. ¡¡Y tanto, hija!! ¡Y tanto! Que si te debo dos euros, que si dame tres, que si devuélveme cinco, que si… ¡Qué follón euril, que poco más y si nos queda la pobre bizca como Lina Morgan! Menos mal que duerme por fin con la certeza absoluta de que no hay morosas en el grupo.

Nos sacamos la foto de rigor, Marió se puso el casco que tan amorosamente le tendió su amoroso marido. ¡No van a dar envidia ni ná esta pareja latina en los Dublines! ¡Qué tiemblen los descendientes de Joyce! Las demás nos dimos besos entre nosotras, que nos bastamos y nos sobramos y cada una en una dirección, como la noche manda.

Yo, ahora me tomo una tregua y os dejo con unos besitos trianeros llenos de humedá y verdina que ya los quisieran pa ellos los islandeses. Aurrevoir!






15 comentarios:

Angela dijo...

Qué acta más magnífica. He tenido la sensación de estar leyendo una novela muy interesante por fascículos ¡y estoy esperando la segunda entrega!

Marga dijo...

Intensa, extensa...¡me pido la tarde libre para releer sin ansia y concertar varias citas con el psiquiatra, una por cada libro leído!

Cristina dijo...

Oh, amantísima trianera-cantábrica, qué fluidez verbal, qué derroche literario, que detallismo en la trascripción de los hechos acaecidos en la noche de autos, me encuentro de nuevo de farra con vosotras. Debo admitir que no me sorprende, sé que la escritura es tu rubro primario, y que la palabra “breve” y todos sus sinónimos (reducido, corto, escueto, exiguo, fugaz, pequeño, lacónico...) no están incluidas en tu vocabulario.

Llegaste monísima. Te lo dije en su momento, pero quiero dejarlo en el bibliorato. Cosmopolita, original y única como siempre (esta vez sin pelos rosas). No quiero ser tachada de pelotera posmenopáusica, pero sabes que no miento cuando lo digo. La elección del restaurante: ¡Victoria! tendría que ser nuestro grito de guerra. La mesa redonda, aunque no tengamos a Arturo, ideal para vernos las caras y tirarnos bolitas de pan, podríamos cambiar el nombre de Hoylibro por el de “Las cabelleras de la mesa redonda”. Rocío, para el mes que viene ya ha reservado el otro idem, que tiene menos bochinche, y podrás acudir con los rulos rosas y las zapatillas de borlones. La comida, la justa y necesaria, a mí también me da pena que sobren platos, aunque no le haya hecho nudos a los guantes de látex.

Como miembra de “las de siempre”, debo decir que el nombre no es premeditado, ni queremos ser separatistas. Es mas bien producto de la costumbre, al preguntar ¿quién va a Zafra? las de siempre… ¿y al teatro? Las de siempre… ¿y a la exposición?... po lo mismo. Llámalo economía del lenguaje, con esa pequeña frase ahorramos enumeraciones reiteradas de los mismos nombres una y otra vez.

Me expresé mal con lo de Murillo. Quería saber si había 14 interesadas por ver la exposición con un guía, y seguir adelante con mis gestiones, tengo que movilizar a una amiga Y YO YA LA HE VISTO. Pero como no ví mucho interés lo voy a dejar, no quiero comprometer a mi amiga y luego dejarla tirada.

Bolla fumígera. No me acordaba, y acaba de aclararme Ángela que es "algo gordo que desprende mucho calor"... genial Ángela como siempre. Con la bolla fumígera, el chiste uruguayo o las bolitas mentoladas de la niña mala. Tendríamos que hacer un diccionario de términos angelianos.

Perdón a Manuela, la magnífica invitada con la que tuve la suerte de compartir la precena, la pobre se tuvo que tragar una conversación sobre los corrillos, pero que tenga en cuenta que quizás por eso no se formaron, y así vio también parte de nuestras luces y nuestras sombras. Mi opinión ya la dije, pero incido en ella, los corrillos no están bien cuando estamos solas, pero si viene alguien, independientemente de la mesa o del magnetismo del invitado, tenemos que ser más respetuosas, esa persona ha perdido una noche para estar con nosotras, y desde mi punto de vista es un magnífico regalo y tenemos que corresponderle como se merece, con toda nuestra atención. ¡Ah! de camino comento que se han acabado los regalos, y hay que ir pensando en qué hacer para los siguientes invitados (que los habrá). Yo ya me he ocupado de los anteriores, y me parece justo que ahora le toque a otra.

Tus apuntes sobre la traducción, de lo más interesantes, y más cuando tenemos tan próximos en el recuerdo el debate con nuestro traductor preferido (no pongo su nombre porque tiene una alarma que le chiva cuando alguien lo nombra y no quiero interrumpir su trabajo).

Lo de siempre, un placer librar con vosotras, y ahora os doy una tregua y me voy a comer.

observadora dijo...

extenso, intenso, detallado ....etc, etc, etc... muy currada y elaborada, digno de su autora. Geniales los comentarios a la entrada. Veo cierto.....tonillo....

rocio dijo...

Vaya acta más entretenida ¿qué voy a hacer yo en la próxima cena? dios, que bochorno voy a pasar, no se puede competir con una profesinal.

Anónimo dijo...

La verdad es que este mes (bueno, el pasado mes de febrero) no sabría decir qué me ha gustado más. Busco alguna palabra que no se haya dicho ya y que pueda expresar contundentemente mi estado de ánimo ante tan...TREPIDANTE (1) – sí, esta puede ser la palabra- organizadora.
Ya trepidé (2) en el momento de la convocatoria, y trepidé y trepidé durante la cena – por muchos y variados motivos...¡basta con leer el acta!- y aún sigo trepidando con estos y “esos” presentes de color y calor que nos regala nuestra Pili-pilicolor.

Gracias Pilipili. Qué suerte la nuestra de no ser unas “Blanche”(3) de la vida-¡pobre! que depende siempre de la amabilidad de los desconocidos-. A ti te conocemos – maismenos- y dependiendo de tu generosidad hemos sido generosamente agraciadas.
Te lo dije durante la cena, te lo repetí en er callejón –esta vez, cerquita de tu casa y a pié-, y te lo digo ahora. Y te lo diré siempre, pésele a quienes les parezca cursileria o exceso de adulación. ¡Qué suerte contar con la amabilidad de quienes conocemos! ¿O no?

(1) adj. Rápido, agitado, intenso.
(2) adj. Que trepida (tiembla fuertemente).
(3) Las que ya hayais “levantado el telón” de nuestra magnífica obra ya sabreis quien es la hermanísima Blanche. Las demás, ¡a leer!.


Por cierto, Rocío, no trepides tú ante la trepidante Pilipili, que a poco que nos ofrezcas con ese cariño que tú le pones a la vida, trepidaremos “como siempre” “las que siempre” trepidamos ante un gesto tuyo.
Y dígote ya de antemano, que me ha encantado tu propuesta, y que argo de curpa, curpita tienes en que, a la vejez viruelas, esté descubriendo que leer teatro no sólo no es un tostón, sino que me está gustando...al menos lo que llevo del Zurro, Lorca, y del Tenesí (ya puestas, os recomiendo también “El zoo de cristal”).

Lo dicho,para todas,un placer "vuestra amabilidad"

Anónimo dijo...

En mi placer incluyo cómo no a Manuela, y a su prudencia, y a su sensibilidad. Gracias por compartir un ratillo con nosotras.

...¡Sí!... Y gracias a la "amiga que te embaucó"

pilar dijo...

¡Dejar no puedo de trepidar desde que sé que Rocío me va a deleitar!
Deseando estoy que llegue el diecisiete
pa que la Roci me ponga largos los dientes.
Y ahora me subo corriendo a mi tranvía
pa que me lleve al mundo de la fantasía
a donde tengo que arrivar antes de que Rocío me vaya a deleitar.
Y si no gusta el poema
a mi me importa un pito
pues escribir en verso
no es lo mío.

Marga dijo...

Pililebe, ¡cuánto me ha gustado tu acta! La primera vez la leí con ansia, sin mucho tiempo, pasando atropelladamente por encima para tener una visión general aunque incompleta. Por fin ya he podido disfrutarla. La he leído con toda la tranquilidad que se merece. Y con una sonrisa bobalicona que me provoca esa fina ironía que se respira a lo largo de todo el relato. No se te escapa ni un detalle, joía, nos pillas en todo; sabía de tu perspicacia, pero esta vez te has superado. Y estoy con Ángela: ¿para cuándo la segunda entrega? ¿No te apetece aliarte con Elena y escribir tú el acta un mes sí y otro no?

No puedo pasar por alto tus enriquecedores apuntes sobre los traductores y sus trabajos. A partir de ahora voy a interesarme más sobre las diversas traducciones antes de comprar un libro.

Respecto a lo de mi fijación, te diré que estoy mucho más tranquila tras acordarme del motivo de tu comentario. Simplemente pregunté por qué Santini reconoce que es huérfano y varias páginas después habla de los padres de su hermana (que se supone que son los suyos también). Como creo que el problema es que soy un poco puntillosa, he decidido anular las citas con el psiquiatra y solucionarlo con vosotras delante de un gintónic, aunque no descarto tener que recurrir a la ayuda de un profesional en cuanto me refresquéis comentarios sobre otros libros, producto de esta mente retorcida y atormentada.

Creo que hablé el día de la cena de la visita a las cubiertas de la Catedral. Es el día 25 de abril, a las 11,30 de la mañana y tenemos que formar un grupo de 20 personas. En la reunión de marzo necesito saber cuántas de vosotras podéis ir para reservar en firme. Se admiten acompañantes.

pilar dijo...

Siempre he intuido que, tarde o tgemprano tendría que decirte un par de cosas a la cara, Margarita Monge:
1. Efectivamente deja lo del psiquitra. Las terapias con nosotras son gratis y mucho más enriquecedoras. ¡A dónde va a parar!
2. Gracias, gracias, gracias. ¡Si es que lo nuestro podría funcionar si tú quisieras, Margui!. Se nota que te gusto y tú también me gustas. ¿A qué estamos esperando? Mira que estamos entrando en una edad mu difícil... Tú verás.

Marga dijo...

...uuummm.

isabel dijo...

Gracias Pililebe, ha sido para mi un orgullo leer el acta, tan amena y divertida, me encanta tu sentido del humor, es muy especial. Creo que no se te ha olvidado nada que capacidad... besos y gracias otra vez.

Cristina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ANGELA dijo...

Acabo de colgar nuevas fotos de la cena, se me había olvidado que las tenía.

Elena dijo...

Siguiendo mis costumbres, ya sabes, con algo de retraso, me acabo de leer el acta Pili, ¡¡ y esta vez lo he entendido todo¡¡
No solo no necesito aclaraciones, sino que me ha parecido fantástica

besos Pili, y si tu haces el acta, yo inicio los comentarios