miércoles, 10 de junio de 2009

LECTORAS CON ARTE.JUNIO.THÉODORE ROUSSEL

Viendo que Junio venía fresquito no me atrevía a salir tan "ligerita", pero ya que alguna me echa de menos me descubro...:


Muchacha lectora (1886-87) de Théodore Roussel

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Theodore Roussel (Lorient, Bretaña: 1847 / Hastings, Inglaterra: 1926). Pintor y grabador.

Francés de nacimiento y crianza, Roussel se trasladó a Londres después de su primer matrimonio en 1870. Fue un gran amigo y discípulo de Whistler y compartió con él su amor por el arte japonés, que se hace evidente no sólo aquí en el elegante kimono, que casualmente cubre la silla, sino también y en general, en el tratamiento del espacio.

La joven es Hetty Pettigrew (1867-1953), que fue la modelo favorita del artista y que posó también en varias ocasiones, junto a sus hermanas Rose y Lily, para Millais y Whistler. Ella se encontró con Roussel en 1884 y no sólo se convirtió en su amante sino que dio a luz a su hija. Estuvieron juntos hasta 1914, año en que él se volvió a casar.

En su franca desnudez, tratamiento de las formas y fuertes contrastes de luz-oscuridad, La Chica lectora rinde homenaje a la valiente y subversiva obra maestra de Edouard Manet, Olympia (1863). Sin embargo, Roussel combina el modernismo de Manet con un cuidadoso trazo y un clasicismo más tradicional al estilo de Jad Ingres (1780-1867).

Por otro lado, la joven no se presenta como una clásica Venus, sino más bien como una robusta y saludable joven que gusta de la moda actual. El kimono, el elegante peinado y la silla plegable de campaña, son prueba evidente de las preocupaciones estéticas de Roussel

Durante la década de 1880 el arte británico se aleja de la elevada interpretación neoclásica del desnudo hacia un nuevo naturalismo, considerado como una amenaza para las normas morales. Cuando Roussel exhibe en Londres este cuadro de gran formato de casi 2,5 metros cuadrados, la crítica se indigna por la desvergonzada arbitrariedad con que el artista trata el tema, sobre todo por su banalidad; la modelo está leyendo una revista con sus columnas de chismorreos y sus historias ilustradas. La crítica del “Spectator” escribió: "Nuestra imaginación no puede concebir ninguna razón suficiente para una imagen de este tipo. Es el realismo de la peor especie, los ojos del artista viendo solo la vulgaridad externa de la modelo, y reproduciéndola brutalmente. Ningún ser humano, hay que imaginar, puede experimentar placer con esta imagen, es una degradación del arte”.


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El desnudo siempre ha sido un importante medio para que los artistas transmitieran sus ideales estéticos. Sin embargo, en la Inglaterra victoriana generó mucha controversia. La clase media consideraba los desnudos en el arte algo degradante y moralmente peligroso.

La sociedad estaba sometida a un severo código moral basado en la represión sexual, el pudor, los prejuicios sociales y el mundo de la apariencia. Las personas, especialmente las mujeres, debían mostrar siempre contención y reprimir el deseo. La sexualidad y el erotismo no debían estar a la vista de todos, plasmadas en una obre de arte, sino que debían pertenecer a la esfera privada. Sin embargo, la constante represión también generaba una obsesión con el tema sexual. Al parecer, incluso a la reina Victoria le gustaba realizar dibujos de hombres desnudos, que regalaba a su esposo, Alberto, para fortalecer su amor.


Los jóvenes artistas, sobre todo los que tuvieron oportunidad de salir al extranjero para completar su formación, se liberaron del fuerte encorsetamiento de la época y ofrecieron, a través de sus obras, otra visión del mundo y del arte.



13 comentarios:

Anónimo dijo...

Sonrojada. No por mi desnudez, sino por haber esperado como siempre que seas tú la que nos llames a este rincón.
Cristina, hoy quiero ser yo la que te espera, deseando que encuentres siempre un ratito para "despojarte" de todo y disfrutar con un libro.

Cristina dijo...

¡Dios mío, qué trajín de vida! tengo que vestirme, lo sé. Tengo que irme a hacer tantas cosas... pero... ¿y si me siento un ratito a leer mientras me seco de la ducha? mmm... qué tentación...

Cristina dijo...

Cada vez son más complicados los libros de instrucciones... ¡anda que no hay que leer para montar un armario!

Anónimo dijo...

¡Pues anda que para vestir un quimono!
Me hace falta algo más que estas instrucciones. ¡Es todo un arte!

...¿Y qué me pongo entonces para mi cita de mañana? ¡Doushiyo!

Cristina dijo...

A ver si me entero. Dice aquí que se pone el kakeshita encima del shitagasane y del Susomawashi se le coje el Fuki para que no tropieces con los geta o los zori que te pones encima de los tabi, la Doura es la guarnición superior, sobre la que va el Eri para que quede encima de la Furi, del Maemigoro y del Okumi de la Sode, luego coges el Tamoto, te cuelgas el Uraeri y te vas con el Ushiromigoro a comer sushi...

¡quién me mandaría a mí meterme a geisha!

Cristina dijo...

es increíble como los libros te transportan a otras vidas y las vives por un tiempo como tuyas. Hace unos días viajaba a lomos de un camello camino de Tombuctú, pero el que tengo entre mis manos me apetece leerlo así, con la misma desnudez de sus protagonistas, Hanna y Michael, y hoy pienso seguir al pie de la letra el rito que los dos llevaban: lectura, ducha, amor y reposo... es perfecto para un día de calor como el de hoy.

Pilar dijo...

¡Dios! Tengo frío y, sin embargo, atrapada por las páginas de este libro que me ha encontrado mientras espero al artista, me niego a cubrime con el kimono con el que compró su cobardía.

Cristina dijo...

¡Mira que romperse el picaporte! ahora me he quedado encerrada en esta habitación, a oscuras, con el calor que hace... ¿a qué hora llegará él? menos mal que llevaba en la mano el libro que me tengo que leer para la cena, porque así lo voy adelantando... pero... ¿y si no vuelve? ¿y si me quedo aquí encerrada para siempre?... ellas me echarán de menos en la cena y vendrán a buscarme, tengo que llevar mi regalo, con lo mono que me ha quedado... sólo me quedaba ponerle el picaporte, pero no me imaginaba que si se lo quitaba a la puerta me quedaría encerrada... ¡uf!!! intentaré concentrarme en la lectura, no soluciono nada preocupándome... si por lo menos tuviera aquí el ordenador... podría conectarme al blog y decirlo... uy! me parece que oigo un ruido....

Maria-Norte dijo...

Claro Hetty, estás desnuda porque en Sevilla hace un calor de mil demonios, estás relajada porque ya terminas de leer el próximo libro que vas a recomendar y estás feliz porque ya lo tienes todo listo para la celebración de mañana.

Y yo, tu hermana mayor Lily, tengo un frío que pela aquí en el Norte, pero también estoy relajada porque ya se que libro voy a recomendar y porque mañana aunque no cene con ellas yo también celebraré mi segundo aniversario en Hoy Libro, con un buén vino y una cena especial.

Así que, ponte el kimono y llama tu a Rose para que se ponga las pilas con el acta de Pimentel.

Hetty said... dijo...

Roseeee! Roseeeeee! mira lo que pone en el magazín "book today" de tí:

"La señorita Rose está demostrando una lentitud inusitada en book today, que se ha caracterizado (casi) siempre por la rapidez -e incluso inmediatez- de sus actas. Si no fuera porque varios testigos vieron que no bebía ni una gota alcohol, diríase que está arrastrando una monumental resaca del Montilla Moriles. Este suceso es tremendamente inapropiado para las fechas que corren, con la onomástica de book today ya en ciernes. Algunas fuentes bastante fidedignas han comunicado a esta redacción que se temen que en vez de acta sea the cordobritish enciclopedia lo que la señorita Rose está escribiendo..."

Oh, my God, Rose, eso no está good! tu reputación está por los floors!

Marga dijo...

Aún puedo decir que no. Sé que hay mil mujeres que ocuparían gustosas mi lugar. Quizás no sea más complicado que adaptarse a unos zapatos de tacón imposible días antes de lucirlos. Dicen que el secreto está en imaginarse al público sin ropa. Pero no consigo acostumbrarme. Ni siquiera aquí, sola, leyendo el guión, estoy cómoda. Aún puedo decir que no.

Cristina dijo...

¡QUÉ SUSTO! ¡me creí que no querías el coco chorreante de colores! me he tenido que quitar el kimono y todo del calor que me ha entrado, porque pensé que te habías puesto mala, ¡yo que sé! en estos tiempos puede ser un golpe de calor, un golpe de románico, un golpe de tomtom... menos mal que con mis gafas ya colocadas lo he leído mejor... he estado a punto de borrar tu nombre del coco, con lo mono que estaba (nunca mejor dicho)

Anónimo dijo...

¿Cómo es ésto? Ayer cumpliendo años...y mañana, ¡mañana también!, ¡con ellas! ¡Qué suerte la mía!

Aprovecho este ratito para disfrutar de las "palabras" que me acaban de regalar...